El olor a incienso había impregnado toda la Catedral, cuando Monseñor Alfonso Delgado tomó la bandeja con agua y la toalla y lavó los pies de 12 jóvenes que estaban en el altar. Si bien este es un ritual que se repite todos los Jueves Santo, esta vez la celebración tuvo la particularidad de estar dirigida a la juventud. Generalmente el lavado de los pies se hace a otros sacerdotes o ministros de la Eucaristía. Esto sucedió anoche durante la misa donde se recordó la Ultima Cena de Jesucristo con sus apóstoles.
La celebración de ayer da comienzo a la Semana Santa, que culminará el domingo con la misa de Pascuas, cuando se conmemora la resurrección de Jesús. El ritual de anoche fue emotivo, sobre todo para aquellos que fueron protagonistas del lavatorio. "Como católico es un orgullo participar de esto. Es vivir en carne propia lo que pasaron los apóstoles. Además es un acto de humildad por parte del Arzobispo", dijo Andrés Orduña. Por su lado, Kevin Olguín, otro de los chicos que participó del lavado de los pies, dijo que estaba nervioso porque era la primera vez que lo convocaban para una celebración de estas.
El lavado de los pies se hizo durante la celebración de la misa, después de la homilía que dio Delgado.
Este día es importante además porque es cuando se instituyó la Eucaristía, es decir el Sacramento de la Comunión. Fue el jueves cuando Jesús tuvo la última cena con sus discípulos. Para la religión Católica, el cuerpo y la sangre de Cristo se queda entre los fieles en forma de pan y de vino.
Como sucede para esta celebración, la Catedral estuvo repleta de fieles. Muchos tuvieron que presenciar el ritual parados y desde afuera del templo. Esto mismo se repitió en todas las parroquias de la provincia.
