Las finales, se ganan. No importa por ahí el cómo, pero en La Bebida eso a esta altura no tiene ni la menor importancia. Es que Rivadavia, que después de dos años en la Primera B, empezó a ver la luz de la Primera División del fútbol sanjuanino con la conquista del Torneo Apertura, un título que no le da ascenso directo pero que ya le entrega el derecho al menos de luchar por una Promoción. Nada más, ni nada menos. Le costó muchísimo. Enfrente tuvo a un dignísimo Aberastain de Pocito que fue más cuando los dos Alvarez de su mediocampo jugaron e hicieron jugar. Pero bastó que empezara a pesar el oficio de nombres como el de Adrián Aballay para que Rivadavia se acomodara y sacara la mínima pero vital ventaja que le valió el título. Fue 1-0 faltando apenas 11 minutos para el final, dejando en claro que la definición fue cerradísima y muy pareja.

En el arranque, la impresión más saludable la dio Aberastain que con el dúo de Carlos y Alexander Alvarez le manejó la pelota y si bien le faltó profundidad, generó algún peligro. Una vez con el Lechuguita Agüero y más tarde con un tiro libre de Carlos Alvarez que besó el palo izquierdo del arco de Javier López. Rivadavia no se podía acomodar. Le costó pero cuando hizo pie, emparejó el trámite y también las ocasiones porque Darío Maldonado tuvo el gol de cabeza y la resolvió muy bien López.

En el complemento decidieron arriesgar todo el resto. Empezó mejor Rivadavia y a los 16′, Maldonado tuvo el gol en sus pies. Entró solo, con tiempo, cancha y pelota a disposición pero se enredó solo y desperdició la más clara de la tarde. La respuesta de Aberastain tardó en llegar pero fue neta porque a los 31′ Zabaleta apareció en el segundo palo, definió por abajo de López y cuando entraba, Aballay la sacó en la línea. Se abrió el partido y en ese tome y traiga, el que golpeó para ser campeón fue Rivadavia. La armaron por la derecha, metieron el centro atrás, la paró José Tello, lo vio de frente a Adrián Aballay y el ex-San Martín definió. Locura. Delirio. Un gol por un título, nada menos.

Herido, Aberastain se jugó lo que le quedaba a mano. Fue, presionó y casi empata con un remate de Fede Díaz que rebotó providencialmente en Icazatti cuando el arquero estaba vencido. Aún con 10, el pocitano siguió buscando llegar a los penales. Y se dio la jugada de la polémica que tiene que haber en una final cuando Diego Olivares gambeteó en el área, llegó al contacto con López y pareció penal. El árbitro Giménez no lo vio así y con ese telón caliente, Rivadavia se acomodó como el primero en San Juan en festejar un título en este 2010. Como para que en La Bebida, sobre fiesta.