Delincuentes amargaron a un matrimonio de jubilados que ayer en la mañana dejó su casa de Rivadavia para ir a pasar un fin de semana a Bermejo, Caucete. Antes de llegar a destino, les llamaron y les avisaron que la puerta de su domicilio estaba rota, por lo que tuvieron que pegar la vuelta. Al llegar a la vivienda descubrieron que habían robado el televisor de 50 pulgadas, unas prendas y lo más grave de todo es que también le sustrajeron los 100.000 pesos que venían ahorrando para cambiar su auto.
Acá aparentemente no hubo una ‘entregada’, al parecer el robo fue casual. ‘Nadie sabía que teníamos esa plata en la casa, ni mis hijas’, decía el jubilado Sergio Velázquez (67), quien sufre de diabetes y de hipertensión. La sospecha policial es que quizás los ladrones son de la zona y vieron a Velázquez y su esposa cuando cargaban sus cosas en su auto ayer las 7 de la mañana y se retiraban de su casa ubicada en la calle Laprida cerca de Liniers, en el barrio Huazihul, Rivadavia.
El matrimonio tenía planeado pasar el fin de semana en la casa que tienen cerca del santuario a San Expedito, en Bermejo. Sus hijos también iban a visitarlo. Con esa idea salieron ayer antes del amanecer para ir despacio con dirección al departamento Caucete. Sin embargo, minutos después de las 9, una vecina llamó al celular de Velázquez para darle una noticia preocupante. La mujer le dijo que acababa de pasar por el frente de su casa y había visto que la puerta que da a la vereda estaba destrozada. Eso arruinó el viaje de los Velázquez, que de inmediato tuvieron que dar la vuelta y regresar a Rivadavia.
Para cuando llegaron, una de sus hijas y su yerno que viven en otra casa situada al fondo de la propiedad ya estaban esperándolos. La puerta de madera estaba rota, la habían golpeado a la altura de la cerradura. Velázquez entró a su vivienda y lo primero que notó es que faltaba el televisor de 50 pulgadas que tenían sobre un mueble del comedor. Vio alarmado que su dormitorio estaba todo desordenado. Habían revisado el guardarropas, donde faltaban dos camperas de cuero del matrimonio. Pero eso no era nada, las caras de Sergio Velázquez y de su mujer se desfiguraron cuando vieron que, de entre la ropa, había desaparecido una pequeña bolsa de nailon en la que tenían guardados 100.000 pesos en efectivo. Ese dinero eran los ahorros para cambiar el auto. ‘Como los dos somos jubilados veníamos juntando esa plata y hasta ya teníamos visto otro vehículo’, dijo.
