San Juan, 2 de noviembre.- “Fueron minutos difíciles en los que uno pensaba cualquier cosa”, contó Robert Garcés, intendente de Calingasta, sobre el aterrizaje de emergencia del avión del avión en Mendoza, y agregó que “rezamos como diez padres nuestros, porque teníamos mucha fe”.
Garcés dijo que “el avión salió demorado desde Buenos Aires y cuando llegábamos a San Juan nos llamó la atención que no sentimos el ruido del tren de aterrizaje”. El jefe comunal expresó que en un principio el capitán hablaba de falta de líquido hidráulico en la rueda de aterrizaje, pero que luego anunciaban que el problema se debía a una falta de frenos, “por eso no sabíamos que pensar”.
Una vez que el capitán dio el aviso del inconveniente, Garcés explicó que las mujeres debieron sacarse los tacos y hasta los relojes, ya que son elementos punzantes. “De ahí en más, nos encomendamos a Dios y rezamos como diez padres nuestros”, señaló.
“Se vivieron momentos de mucha tensión y susto. Los niños gritaban y lloraban. Tampoco se podía hablar por teléfono, pero cuando pude me comuniqué con mis hijos”, relató Garcés.
De todas maneras, con lo que el intendente se mostró más molesto fue con el modo que los trataron una vez que el avión pudo aterrizar. “Es una irresponsabilidad lo que pasó posteriormente. Nos dijeron que íbamos a volver en avión, pero a la hora y media trajeron un micro para trasladarnos a San Juan”.
