Ver al ecuatoriano Jefferson Hurtado parado en el fondo de la zaga de Argentinos Juniors mete miedo a cualquiera. Largo, de casi dos metros. Fuerte y fibroso, es para pensar dos veces si uno se le anima o no. Claro que San Martín tiene a Roberval, brasileño, medio retacón y también potente. Y, aparte del colorido que despertaba su duelo porque los dos son de raza negra, había interés en saber qué pasaría cuando se juntaran. Lo que pasó fue que a Roberval lo buscaron mucho por arriba el terreno que mejor maneja Hurtado. En la pelea aérea el que sacó más puntos a su favor fue el defensor del “Bicho”. Pero cuando la cosa se trasladó a ras de piso, aún en el naciente verde del césped verdinegro, el que marcó la impronta fue el delantero del Verdinegro. Lento de movimientos y medio duro, el ecuatoriano salvó las papas del fuego, parándose en el fondo y rechazando como podía todo los balones frontales que buscaban la cabeza del negro “sanjuanino” o de Graf. Tirándose unos metros atrás el brasileño tomaba control con la pelota y trataba de hilvanar algo, aunque poco, con sus volantes. Sobre los 15 minutos del segundo tiempo Roberval picó al vértice izquierdo del ataque verdinegro buscando un claro en donde se encontró con la pelota que le puso Carrusca. Allí salió a buscarlo Hurtado. Un amague del brasileño hacia afuera y hacia adentro motivó que el ecuatoriano quedara desairado. Esa jugada fue el click para que el local comenzara a ganar el duelo. Hasta le robó un par de pelotas aéreas a las que no les sacaron provecho sus compañeros. En síntesis, mientras Roberval fue uno de los mejores dentro de un partido chato, Hurtado no pudo salirse del contexto opaco del encuentro.
