Su caso no fue una escena impresionante de una película de ficción. Pero provocó mucho impacto. Es que, tras caerse de su moto y que una rama le atravesara el cuello, recorrió al menos 15 cuadras para poder pedir ayuda. Entonces, todos hablaron de un milagro. Ahora, después de su operación y en plena recuperación, Rubén Sánchez está seguro que este accidente lo hizo volver a nacer y no entiende de dónde sacó valor para no tener miedo en ningún momento. El palo, de unos 3 centímetros de diámetro, le atravesó el cuello de adelante hacia atrás. El accidente ocurrió el pasado 27 de junio cuando iba de 25 de Mayo a Caucete.
Si bien le cuesta girar su cabeza, ahora, Rubén dijo que lleva una vida normal. No tiene molestias al comer o al hablar, pero no puede hacer mucha fuerza por los puntos que le hicieron en el cuello. El joven, que vive en Caucete tiene 21 años y una hija de 1 año, aún no puede creer lo que le pasó y está seguro que fue un milagro. Sobre todo cuando recuerda cómo hizo para manejar la moto con la rama incrustada en su cuello. A pesar de que no sintió miedo, dijo que pensó que iba a quedar ‘inútil’ y que no iba a poder trabajar más. Rubén es empleado de una finca y no ve la hora de volver a su rutina.
Con respecto al accidente dijo que cuando se levantó del suelo no se había dado cuenta del tamaño de lo que llevaba atravesado en su cuello. Pensó que era una astilla e intentó sacarla, pero notó que no podía. Por eso, llamó a su novia para lo que ayudara y salió a encontrarla.
En una de sus manos llevó el casco y el tablero con el faro incluido (que había quedado colgando de unos cables) y con la otra manejó. En las 15 cuadras que hizo en la moto de su mamá, no pudo enderezar su cabeza, dijo que sólo levantaba la mirada para observar por dónde iba y veía cómo la rama pegaba en el manubrio de la moto.
’Me acuerdo que hacía muchísimo frío y se me había perdido un guante. Además, la calle es muy oscura y como podía me alumbraba con el foco’, dijo el muchacho y contó que lo que más le impresionó es que no podía parar de tiritar. No supo distinguir si temblaba de frío o nervios.
Nunca sintió dolor, pero tuvo la sensación de que llevaba una gamela en el hombro. ’Era un peso que me inclinaba para un costado’, dijo y se rió porque admitió que no se animó a mirarse en el espejo de la moto. Cuando se encontró con su novia, lo cargaron a un camión que hay en la finca donde ella vive. Buscaron a un vecino para que manejara esa movilidad y lo llevaron al hospital de Caucete. Ahí lo vieron y lo derivaron al Rawson. Salió en silla de ruedas, pero subió solo a la ambulancia.
Rubén estuvo cerca de 3 horas con la rama incrustada y recién cuando iba llegando al Hospital Rawson sintió un hilo de sangre que le caía por el cuello y notó que tenía una gotita roja en el pantalón. Dijo que no dimensionó los daños que el palo le podría haber causado, pero aseguró que los médicos se mostraron asombrados cuando lo vieron. ’Todos estaban con sus celulares filmando y sacando fotos’, dijo entre risas y contó que sus amigos le hacen bromas y le dicen que en vez de uñas le van a crecer brotes del árbol. En el Rawson, lo operaron y según sus hermanas le hicieron al menos 27 puntos desde atrás de la oreja hasta debajo de la pera.
