Los Sabañones, enemigos íntimos de las manos, los pies, la nariz y las orejas, suelen aparecer en estas fechas donde el frío parece ser imposible de frenar y el calor es sólo un recuerdo. Hay formas naturales para tratarlos. Se trata de inflamaciones que se producen en la piel como consecuencia de la exposición a las bajas temperaturas, que generan grietas en la zona afectada. Por lo general se dan en personas mayores, mujeres y bebés, o en aquellos que sufren problemas de circulación sanguínea.

No es que sean un tema de vida o muerte, pero sí son muy incómodos porque duelen, pican, arden, dan sensación de humedad, dejan las manos y pies muy fríos y rojos.

La sintomatología de los sabañones es enrojecimiento e inflamación en la epidermis y frialdad en la zona afectada.

Hay factores que cooperan para su aparición, entre ellos:

-No colocarse el suficiente abrigo.

-Mantenerse mucho tiempo en lugares fríos o sin calefacción.

-Llevar una vida muy sedentaria o trabajar al aire libre.

-Tener una dieta pobre en proteínas.

-Sufrir alguna enfermedad mieloplástica o vascular.

-Padecer alteraciones endócrinas, básicamente ováricas y tiroideas.

-Usar constantemente calzado, medias, guantes o cualquier prenda muy estrecha que oprima y "corte la circulación".

La mayoría de las veces desaparecen en forma espontánea, pero sino, pueden llegar a infectarse. Es por esta razón que para curarlos existen desde los más clásicos tratamientos farmacológicos, hasta las más extravagantes recetas de la abuela. De todos modos, ante cualquier duda hay que consultar al médico.

Se recomiendan para tratarlos cremas antiinflamatorias. Dentro de los remedios naturales se destaca la Fitoterapia, que consiste en el uso de plantas para curar los sabañones. Esta práctica implica el uso de papas, limones, nogal, apio, roble, cebolla y canela entre otros elementos naturales que sirven para eliminar esta molestia.

Un consejo práctico puede ser hervir 20 gramos de brotes de álamo en 10 gramos de manteca de cerdo por 30 minutos, dejarlo enfriar, y después aplicar la pomada en las partes afectadas. A simple vista puede parecer no de lo más agradable, pero se asegura que no falla. Otro es tomar arcilla seca, mojarla con aceite de oliva de modo que se forme una pasta que es la que después se va a aplicar. Sino se puede recurrir a algo más simple, como refregar un limón que por su condición de astringente ayuda a la cicatrización del sabañón e impide su infección.

Si ninguno de estos consejos convence, lo mejor es evitarlos, y eso se puede hacer usando ropa apropiada para el frío: guantes, orejeras y bufandas. Pero también sin fumar, ni tomar alcohol, dos hábitos que favorecen su aparición.

(Fuente: Vivir salud; otra medicina.com )