Soltar la ira con el jefe, por ejemplo, cuando uno se siente tratado injustamente en el trabajo presenta menos riesgos que sufrir las humillaciones en silencio, según un nuevo estudio sueco de especialistas.
Las personas que sufren disgustos sin expresar abiertamente su disconformidad tienen dos veces más peligro de sufrir un ataque o morir de alguna enfermedad cardíaca que quienes explotan de ira, señala un informe sueco publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health (Periódico de Epidemiología y Salud Comunitaria).
Sus autores, científicos de la Universidad de Estocolmo (Suecia), estudiaron a 2.775 trabajadores varones desde comienzos de los años noventa hasta 2003.
Entre otras cosas, midieron su presión sanguínea, el índice de masa corporal y los niveles de colesterol, además de preguntarles a los trabajadores en cuestión cómo reaccionaban al sentirse tratados injustamente en la oficina, la fábrica o el lugar donde trabajan. En los diez años que se analizaron se produjeron 47 fallecimientos por ataques cardíacos o enfermedades cardiovasculares.
Caso por caso
Tras un análisis caso por caso, en el que tuvieron en cuenta tanto los factores biológicos como los distintos niveles de estrés, llegaron a la conclusión de que los que reprimían su enfado tenían el doble de probabilidades de enfermar y morir.
Constanze Leinewerber, del Instituto de Investigaciones sobre el Estrés, de Estocolmo, que dirigió al equipo investigador, dijo que no aconseja a los trabajadores que griten a sus jefes. "No es la mejor solución. Pero siempre es mejor decir en voz alta que uno se siente tratado injustamente y tratar de encontrar una solución", explicó el especialista tras divulgarse el informe.
