En una definición tan contundente como efectiva, Emanuel Saldaño (Forjar Salud/UOM) logró ayer la victoria en el circuito Albardón. "El Chino", que venía en la cabeza de la carrera junto a una quincena de compañeros de fuga, tuvo la lucidez suficiente para regular su marcha y pegar en el momento justo. Cuando era inminente al acople del pelotón mayoritario a los hombres que viajaban adelante cuidó sus piernas y apenas los rivales coronaron su esfuerzo con el contacto y se disponían a respirar para preparar el abordaje a la victoria provocando un embalaje masivo, saltó y sacó una luz de diferencia que le permitió recibir sin compañía la bandera a cuadros.

La carrera de la Unión Vecinal Belgrano tuvo los ingredientes necesarios para recibir la calificación de "carrerón’. Se anduvo al tope desde la bajada de la bandera. Nadie regaló nada y pocos especularon porque no hubo tiempo de pensar.

Apenas iniciada la segunda vuelta, un trío de corredores sacó ventajas que, parecía, podrían ser decisivas. Oscar Villalobo y Emanuel Agüero (Forjar Salud/UOM) y Luciano Montivero (Agrupación Virgen de Fátima) llegaron a tener más de 1m.20s. de ventaja. Parecía, porque los dos equipos más grandes tenían sus hombres arriba y el resto de sus compañeros se encargaban de frenar el ritmo del pelotón. Sin embargo, el devenir de la carrera motivó que al cumplirse el noveno giro fuesen alcanzados por el pelotón donde trabajaban a destajo los pedaleros de Los Mineros.

Con todos los hombres arriba comenzó otra carrera. Los "metalúrgicos’, como los "piqueteros’ que no contaban con Marcos Crespo y Héctor Lucero, endurecieron permanentemente la prueba obligando a los rivales que contaban con sprinters a desgastar sus piernas en persecuciones. No hubo respiro. Faltando un par de vueltas se armó una escapada de siete hombres en la que viajaban Oscar Villalobo, Juan Gáspari, Fernando Escuela, Sergio Montivero, Franco López, Emiliano Ibarra y Vicente Ochoa. Parecía que esa fuga coronaría la carrera, pero no hubo acuerdo arriba y faltando poco más de un kilómetro volvieron a estar todos juntos. En ese instante, Saldaño apretó los dientes, puso alas a sus pies y voló a una victoria que festejó largamente.