Pedro Zabaleta (37) salía del trabajo junto a dos compañeros y le sorprendió ver a un gavilán mixto posado sobre la reja de la casa vecina. Pero cuando pasaron por al lado, Pedro advirtió que el ave tenía sangre en una de sus patas. Así fue que con mucho cuidado, se acercó y ante la impasividad del gavilán pudo tomarlo. Sin saber qué hacer, se dirigió a DIARIO DE CUYO y entonces se activó un mecanismo de rescate en el que intervino la Secretaría de Ambiente de la provincia. El ave ayer fue derivada al Parque Faunístico, donde será tratada antes de liberarla, como suele hacerse con todos los animales.

El hecho sucedió en Libertador y Aberastain, sobre las 15 y cuando salían de la Fundación Mardan. ‘Me acerqué con cuidado y el gavilán no se movió. Le puse la mano para ver cómo reaccionaba y se quedó quietito, así que lo agarré y cómo le vi sangre en una pata, nos vinimos al diario’, contó Pedro, quien es vecino de 25 de Mayo y papá de 5 niños.

El gavilán todo el tiempo estuvo acurrucado en el pecho de Pedro y tomando uno de los dedos de su rescatista con sus patas, como una forma de sentirse protegido. ‘Cada vez que lo quise poner en el suelo o lo quisieron sostener mis compañeros no quiso. Es algo increíble porque no se trata de cualquier ave, es un gavilán, pero parecía una mascotita’, contó Pedro.

Pese a que el hombre, junto a Luciano Figueroa y Marcelo Tejada, tenían que volver a sus casas e incluso almorzar, se mantuvieron junto al ave hasta que llegó un equipo de inspectores de Fauna, enviados por el secretario de Ambiente, Raúl Tello.

Los especialistas, tras labrar un acta de constatación, llevaron al gavilán al Parque Faunístico, con el que Ambiente tiene un convenio, donde será tratado. ‘Aparentemente no estuvo en cautiverio y si bien la sangre no era propia, al ser un ejemplar juvenil es posible que se haya separado del nido. Como no pudo conseguir alimento, debe haberse sentido debilitado. Quizás si no era rescatado, no hubiera sobrevivido o podría haber sido atacado por personas o perros’, explicó José Luis Ontiveros, inspector de Fauna.

Heber Díaz, otro de los inspectores, informó que los gavilanes suelen alimentarse de pichones de palomas, pero que no es frecuente poder estar tan cerca de ellos y menos aún poder tenerlos en brazos como lo hizo la persona que lo rescató.

‘Me queda esa linda sensación de haber hecho una buena acción. Y, sinceramente, pese a haberlo sostenido un par de horas, me terminé encariñando con el ave’, confesó Pedro.