Las ventajas son muchas: es fácil de colocar, el suelo queda compacto y sin baches, por lo que se mejora la transitabilidad; además evita que el polvo se levante, lo que impide la contaminación de los cultivos y evita los problemas respiratorios en las personas que transitan por la zona. Otro detalle importante es que no contamina el suelo. Y lo principal, cuesta sólo el 5 por ciento de lo que vale el pavimento. Se trata de un sistema de colocación de sales químicas en las calles de tierra que ya fue usado con éxito en lugares fundamentales de San Juan como Ischigualasto, el paso de Agua Negra y el camino a Veladero. Ahora lo utilizarán en distintas calles de Caucete a lo largo de 40 kilómetros (ver aparte). Y esperan que ese sea el puntapié inicial para que los municipios de otros departamentos también lo apliquen.

Según explicaron desde la Dirección Provincial de Vialidad, el método para mejorar las condiciones de las calles se basa en un compuesto químico formado por sales a base de calcio o magnesio, diluidas en agua. Lo que hace esa mezcla es estabilizar el suelo, ya que tiene la capacidad de absorber el agua y mantener la humedad. Así, las partículas del suelo quedan unidas y no se levantan con el paso de los vehículos o con el viento. Eso beneficia los cultivos que hay en la zona, que no se contaminan con el polvo, y la salud de las personas, que no tienen que aspirar el polvillo. Este sistema reemplaza al enripiado, que necesita obras de mantenimiento constantes para ser efectivo y que es caro en sectores que no tienen una ripiera cerca.

Para colocar las sales se debe hacer un estudio del suelo. Es que, para que el compuesto sea efectivo, durable y resistente, tiene que ser mixto, es decir, tiene que tener partículas finas y granuladas, condición que normalmente tienen los suelos sanjuaninos. Luego se debe remover la tierra y distribuir el líquido con un camión tanque. Para continuar, hay que compactar la tierra con una motoniveladora y con un rodillo plano. Luego, se debe regar otra vez la calle con el compuesto. Inmediatamente después, el camino queda transitable, ya que con el tránsito de los vehículos la tierra se compacta cada vez más y queda firme. En cuanto al mantenimiento, un año después de la primera colocación se debe regar el camino con sales nuevamente, y repetirlo anualmente.

Además de ser fácil de usar y mantener, la mayor ventaja del sistema es su bajo costo, que, según datos de Vialidad, equivale a un 5 por ciento de lo que cuesta asfaltar. Así, cubrir un kilómetro de calle con las sales cuesta alrededor de 35.000 pesos, mientras el kilómetro de pavimento cuesta cerca de 700.000 pesos.

El primer espacio en el que se utilizó el sistema en la provincia fue en el camino que va desde Tudcum hasta el emprendimiento minero Veladero, en Iglesia. Y después, en distintas calles de Pocito, como en la calle 14 desde Alfonso 13 hasta el Cerrillo Barboza y en la calle Maurín, frente a la Aduana. Esas fueron las pruebas piloto y resultaron exitosas, ya que los caminos se mantienen en buenas condiciones, haciendo más fácil el tránsito de los vehículos. Aunque los conductores tienen que tener en cuenta que siguen circulando por una calle que no está asfaltada, por eso se recomienda circular a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora.