Cuando parecía que revivían los viejos fantasmas del verano, Independiente rescató hoy milagrosamente un punto ante Sarmiento de Junín, ante el que igualó 1-1 en Avellaneda. Héctor Cuevas, a los 38 minutos de la segunda mitad, dejó mudo a un casi colmado Libertadores de América. Y cuando los de Junín se aprestaban a festejar un triunfo soñado y los insultos caían sobre la humanidad del entrenador Almirón, apareció en escena Matías Pisano para sellar la igualdad, ya en tiempo adicionado.
Fue un flojo partido para el Rojo, que no generó fútbol en el mediocampo y creo muy pocas situaciones de gol. Sobre el final rescató un punto, pero el balance final no deja de ser negativo. Si bien, como era de esperar, Independiente asumió el protagonismo desde el silbato inicial de Federico Beligoy, lo hecho por el equipo de Almirón en los 45 minutos iniciales no dejó mucho margen para el elogio. El ingreso de Martín Benítez por Emiliano Papa a poco de iniciarse el segundo tiempo le dio un poco más de profundidad a Independiente. Pero Sarmiento, que empezó a aquietar cada vez más al ritmo, se mostraba firme a la hora de defender y apostaba a alguna pelota parada para dar el batacazo en Avellaneda. Un remate suave de Pisano que no complicó a Rigamonti y otro del colombiano José Valencia que se fue desviado invitaban a pensar que el partido se iba a cerrar en blanco. Pero todavía quedaba tiempo y Sarmiento dio el golpe: a 7 del final, Cuevas cabeceó entre los dos centrales rojos un envío de Nicolás Sánchez desde la izquierda y dejó mudo al Libertadores de América. Enseguida surgieron los insultos contra Almirón, que no los pudo acallar el gol de Pisano cuando transcurrían un minuto de tiempo adicional. Todavía hay heridas abiertas en Avellaneda y sólo se curarán con triunfos y fútbol. ¿Llegarán?
