Memorar el aniversario del fallecimiento del General Don José de San Martín significa para nuestro pueblo argentino y para toda América reconocer lo que un ciudadano con nobles ideales políticos hizo del interés público, una verdadera misión soberana que nos abrió paso a la libertad, al arraigo del suelo patrio y el recto cumplimiento de la ley en la práctica de una moral integra y reservada al bien común.

Ya no tendrá sentido entonces recordar al hombre de méritos cívicos implacables por el cruce de Los Andes o por sus batallas y campaña libertadora, sino más bien por su recto perfil de los que hoy ausentes están en hombres del presente y quien sabe tal vez en los del mañana. Pero como el mismo afirmó…”No hay forma de sostener un pueblo sin educación”. De ello se deduce su formación intelectual en los términos de que… "’La educación es la llave maestra de la abundancia y hace felices a los pueblos”.

Tenaz y firme en sus convicciones San Martín se aparta de sus emuladores pues el camino que el mismo diseñó y transitó fue tan real como su propia y exigida vida en la virtud. Hay conceptos en este hombre que definen la justicia, la libertad, la verdad y el ejemplo y justamente ellos se encuentran en su actitud reverente de respeto por sus hermanos -el mismo pueblo- y de consideraciones a sus enemigos.

Su formación proyecta hacia el presente siglo XXI la práctica desde niño en el sacrificio por conseguir las metas, lograr sus objetivos y alcanzar la superación. Sin contar en su época con un estructurado Sistema Educativo como el nuestro supo asimilar desde temprana edad "’el cómo conseguir la cosas por sí mismo” probándose en lo propio constantemente en situaciones que daban privilegios al esfuerzo por ser mejor. Esa proyección hoy toca de cerca al actual joven con ideales y al adulto conductor de los destinos de un país, sin embargo, cuesta encontrar modelos ejemplares de esa educación por propios méritos, más aún, cuando a nuestra juventud todo se le ofrece. Ese "’facilísimo” es absolutamente perjudicial pues el principal riesgo es perder el sentido por el valor y la valentía, es decir por los principios y de cómo enfrentar cada día.

Ensayemos una nueva educación cívica, hagamos un "’giro contemporáneo”, no crucemos más Los Andes, crucemos la frontera de nuestros permanentes intereses personales para dar cabida a los propios intereses de nuestros hermanos, liberemos a estos de la dependencia económica, trabajemos sobre nuestras propias riquezas sin brindárselas a quienes no son de nuestro suelo, luchemos por la independencia económica, no esperemos más de aquella que nos la dan sin que les pertenezca, seamos rectos por la ley y la constitución pues son las herramientas de la justicia y el orden.

El General San Martín ejemplifica ser un moderador de la conducta de jóvenes y de hombres adultos, pone en evidencia a los sectores del poder público. Contrapuesto a los ideales del político de hoy en San Martín la propuesta es respetar, cumplir y hacer. San Martín así, deja de lado las ideologías que esclavizan las mentes y propone acciones que liberan las conciencias: "’Mi existencia la sacrificaría antes que echar una mancha sobre mi vida pública, que se pudiera interpretar por ambición.”

Solo un adelantado de la época pudo rectificarse a sí mismo y ello es lo que lo engrandece y el motivo real y propuesta para engrandecer a los demás expresándose no ya en sentido bélico sino con la paz y la sabiduría del conocimiento… "’La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos. Si somos libres, todo nos sobra. El verdadero patriotismo, en mi opinión, consiste en hacer sacrificios: hagámoslos, y la patria, sin duda alguna, es libre, de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud.

Ya no hay que recordar su muerte sino sus palabras, sus ejemplos y su testimonio. El joven de hoy espera lo mismo de sus adultos, el alumno de primaria lo requiere, el estudiante, trabajador y obrero lo reclama. En diversas jornadas el pueblo mismo se ha expresado no ya por haber sido reprimido en una época o por recordar la continuidad de la democracia sino aún más, en lo más preciado y en lo más exigente, sostener una República, contar con un Parlamento y apoyarse en legisladores y jueces probos, honrados y justos.

(*) Pedagogo. Profesor de Enseñanza Primaria y Preescolar, Media y Superior en Filosofía y Psicología.