Hasta el preciso momento de tener que pararse frente a cámara, ninguno de los sanjuaninos que pasaron por el set de filmación de la última película del director Néstor Sánchez Sotelo imaginó remotamente estar alguna vez en su vida en una situación semejante. Sin embargo, el próximo jueves 7 de agosto cuando las luces se apaguen y en las pantallas del cine empiecen a correr los créditos de "Los Nadies” -por ahora será solo en San Juan pero pronto será el estreno a nivel nacional- sus nombres y fundamentalmente, sus trabajos, estarán allí.
Sin lugar a dudas, esta película marcará un antes y un después en la historia artística de la provincia: es que según cuentan los involucrados, es el primer largometraje del cine comercial que se rodó íntegramente en escenarios sanjuaninos -vale aclarar que el gobierno provincial aportó financiamiento para la película y que se utilizaron escenarios como el basural ubicado en La Bebida, las deshabitadas oficinas del edificio 9 de julio, Radio Nacional y algunos rincones céntricos-. Además es prácticamente el único proyecto del rubro que le dio lugar a tantos actores locales, jóvenes y adultos, con mayor o menor experiencia teatral pero casi ninguna a nivel cinematográfico, para ser parte del staff.
"Los Nadies” es una drama de 95 minutos, basado en hechos reales, más precisamente en las historias de aquellos que durante muchos años vivieron entre y por la basura. Es que no sólo tenían sus ranchos en el mismo predio sino que además comían y sobrevivían vendiendo esos mismos desechos. Justamente las miserias humanas que trae aparejada la corrupción, la indiferencia y el desamparo pero también la posibilidad de un cambio de vida -por medio de un trabajo rentado por ejemplo- es lo que quiso contar Sánchez Sotelo. Lo hizo por medio de la historia de Natalia, una trabajadora social enviada por el gobierno provincial para realizar un informe de la situación de los habitantes del basural y lograr el desalojo de esos terrenos. Quizás esa sea "la mecha” para que estalle un conflicto por medio de un incendio entre dos bandas: los que quienes pretenden aceptar un cambio y los que resisten para no ser desterrados de éste, su infierno y su negocio, donde hay funcionarios públicos de por medio. Según cuentan los actores, la película plantea problemáticas como la prostitución infantil, la adicciones, el hambre, el trabajo infantil, la falta de dignidad. Pero también desentraña una historia de amor y la esperanza por dar "los primeros pasos” para vivir un poco mejor.
En San Juan, ya hubo un avant premier de la película en la edición 2013 del Unasur, de todos modos, en ese momento no estaba del todo terminada a nivel de edición y todavía quedaba ajustar algunos detalles. Ahora sí está lista. Y los sanjuaninos serán los primeros en todo el país en verla, identificarse y por qué no, juzgarla.
Lo que sigue, es en gran medida, parte de lo que no se verá en la pantalla: el anecdotario y lo que les dejó esta experiencia hasta ahora única para los actores locales.
Antonio De Tomasso tampoco pasó por este requisito. Casualmente conoció al director en una oficina en Buenos Aires. Sánchez Sotelo lo escuchó hablar unos minutos y luego le dijo que daba perfectamente el fisic du rol de uno de los personajes de su película. "Al minuto, le dije que sí. A mío me encantan estas locuras”, cuenta el encuestador, aficionado al teatro desde los años "70, cuando dio sus primeros pasos. De Tomasso, en la etapa de rodaje, tuvo que dejar de lado algunos de sus relevamientos previo para las elecciones previstas en octubre del 2013, para poder cumplir con los requerimientos de la película.
Las que si pasaron por el casting fueron Andrea Gentili (su rol de María fue uno de los papeles más importantes para los locales dentro de "Los Nadies”) y Laura Villaflor (que hace de la secretaria de Garzón). Ellas no se animaban a pararse solas frente al director, los asistentes, el camarógrafo y una sala llena de colegas, entonces pidieron hacer juntas una improvisación de dos vecinas, con la que ambas juegan cada vez que se encuentran. Gustó tanto y fue tan divertido que las volvieron a llamar para ver quien daba mejor el papel que buscaban.
Nacho Caro, en cambio, se presentó al casting no por considerarse actor, sino como él mismo dice, "por caradura”. "Yo hice algunos talleres, trabajé en dos Fiestas del Sol pero nunca estudié por lo tanto me falta mucho por aprender. Pero parece que tan mal no lo hice porque me gané un papel”, dice el chico que todavía está cursando el secundario en el Central Universitario y que en la película sale como Pedro, la pareja de Valeria e hijo de Chucho Fernández, el líder de la banda de "El Cristo", tal como lo llaman en la filmación.
Antonio De Tomasso interpreta a Peralta. "Un mafioso, coimero, que era el intermediario que compraba la basura que se podía reciclar antes que llegara al basural. Es un papel pintoresco y hasta bizarro, orgulloso de su auto naranja al que ha llenado de espejos, incluso en el capot”, devela.
Mariano Mosquera, otro de los actores locales, también hace de hijo de "El Cristo” y Rubén González Mayo, es uno de los compañeros de oficina de Docampo -que en la película es Natalia-, Mario, un típico empleado público. "Se la pasa jugando al solitario”, lo define el actor.
Papeles difíciles
Si bien las participaciones de los sanjuaninos fueron menores y algunos prácticamente no dijeron nada, hubo personajes difíciles de componer. Como la María de Andrea Gentili, a quien le pedían un mujer tierna. "Me costaba pensar que alguien puede ser tierno en medio de tanta situación de miseria. Pero pude haciendo pensando en muchas de las mujeres que vivieron allí y que trabajaron de extras en la película. También me inspiré en una señora de Zonda, muy humilde pero íntegra, que conozco por mi tarea como asistente social. Ellos no reniegan de su pasado ni de su historia. Y ese fue parte del gran aprendizaje que dejó la película”.
Como ella (que fue una de las que más aparece), dos actrices más tuvieron grandes desafíos: Paula a quien convirtieron, maquillaje y vestuario de por medio, en una nena de 10-12 años (pese a que tiene 21, pero ayudó su contextura pequeña). Ella hace unas de las escenas más crudas de la película, dejando entrever la prostitución infantil y hasta la muerte accidental.
La otra actriz que pasó por el gran desafío es Noel Naveda quien, hablando poco y nada, le puso al cuerpo a un embarazo adolescente con complicaciones. En cambio el que sí habla mucho, por así decirlo es Nacho Caro. "Yo me la paso insultando en mis escenas", dice con desparpajo. El por ser uno de los actores menores de edad tuvo que pedir permisos y llenar papeles para poder trabajar en la película.
Justamente Paula García se enteró que Gino, su bebé -en la vida real- de 8 meses, estaba en camino en pleno rodaje. "Un día me descompuse mal. Pero no era por el basural. Era porque estaba embarazada”.
Otra mamá que tiene su anécdota es Laura, para quien las largas jornadas de filmación -se extendían por 8 horas seguidas- podrían haber sido un verdadero problema. Ella tiene 3 hijos: dos varones de 9 y 11 años y una nena de 1 año y 8 meses que durante el rodaje todavía amamantaba. Por eso la actriz lo primero que pidió fue poder llevar a Mila, al estudio de filmación para poder alimentarla. "Yo encarnaba una secretaria mucho más vieja y seria. Me personificaron tan bien, que mi hija se asustó la primera vez que me vio y se puso a llorar desconsoladamente”, dice recordando esas jornadas.
Rubén González Mayo fue coach de actores y bajo esa premisa, tuvo que trabajar con los locales repasando algunos detalles de las escenas y haciendo una rutina de entrenamiento actoral, mientras que con los foráneos su metié fue reforzar la tonada sanjuanina. Por lo que pasó horas y horas hablando para que incorporaran los modismos. Básicamente hizo mucho hincapié en que en San Juan la gente se come las eses y la elle se pronuncia suavemente, no como "sh”, explica. Salvo Pfening que adoptó a un porteño para su personaje y Valenzuela que hizo de camionero misionero, el resto tuvo que aprender estos secretos. Rubén reconoce que a Guadalupe Docampo, Pepe Monje y Chucho Fernández les salió prácticamente como si hubiesen nacido en estas tierras, con el yarco y el artículo "la” y "el” antes del nombre, incorporado.
"Al principio era nauseabundo. Después uno se fue acostumbrando”, coinciden. Algunos cuidaban donde pisaban o qué tocaban. Otros, como Rubén González Mayo, apelaron en las primeras jornadas al "Mentolatum”, un ungüento para evitar sentir el olor. Pero al cabo de un tiempo no lo necesitó más. Y hasta no se privó de tomar mate entre las montañas de basura.
Experiencia en cine
De todos modos, todos coinciden en que la experiencia fue maravilllosa y super profesional.
"No es lo mismo trabajar en cine que en teatro. En el cine, la cámara capta todo, hasta el mínimo movimiento o detalle. Eso se cuida mucho por todo el equipo de dirección. Todos nos ayudábamos, famosos y no famosos, locales y foráneos para que saliese todo bien”, aseguran los actores consultados que añoran porque la experiencia "se repita”.
"Es fabuloso hacer cine. Ojalá en San Juan se explote más”, dicen, aunque más de uno -como Paula García y Nacho Caro- tiene un poco de vergüenza al pensar que los verán en los cines del país.
"Para mí, el mejor reconocimiento que teníamos cada vez que un actor terminaba sus escenas era el aplauso de todo el equipo. Yo no voy a olvidar jamás que Garzón y Bonin me preguntaron si ya había actuado en cine. Eso fue un gran mimo”, cuenta Andrea Gentili, que como el resto del staff hicieron amistad con los famosos y siguen conectados a la distancia.
