Las paredes de la torre 39 están agrietadas, al igual que las escaleras que comunican los tres pisos. El pasillo que une las torres 38 y 37 se desprendió de la pared y hay una separación de varios centímetros. No hace falta más que ver el zócalo de estas construcciones para observar un importante desnivel que muestra que una de las torres ya se hundió unos 20 centímetros. Este es el panorama con el que conviven a diario desde hace dos meses las 9 familias que viven en las tres torres del barrio El Vivero, que está en Santa Lucía. La situación fue corroborada por el personal técnico de Planeamiento, donde aclararon en un informe que los edificios se encuentran seriamente comprometidos y que el IPV, que es el propietario del barrio hasta que los adjudicatarios terminen de pagar las viviendas, debe intervenir de manera urgente.

Los vecinos están asustados. Dicen que no pueden dormir tranquilos pensando que un temblor puede tirar abajo todas las torres. Es que el pasado 27 de febrero, cuando ocurrió el terremoto en Chile y que se sintió en San Juan, las paredes terminaron de rasgarse, las cañerías se rompieron y las torres se inclinaron más de lo que ya estaban. Esa madrugada los vecinos sintieron un ruido muy fuerte y al día siguiente se dieron cuenta de que los puentes que unían las torres se habían separado y que la construcción estaba más inclinada que de costumbre. Dos semanas antes de este suceso habían enviado una nota a Planeamiento para pedir que inspeccionaran el lugar porque veían "algo raro" y muchas grietas.

El barrio fue construido mediante una operatoria del IPV, y se entregó en 1994. En total hay 138 departamentos de tres dormitorios y está ubicado en la intersección de las calles Lamadrid y Chacabuco, a metros de San Lorenzo, en Santa Lucía.

Fue durante los primeros días de marzo cuando ingenieros de Planeamiento llegaron al lugar para realizar una verificación de la verticalidad de las torres. "Después de la revisión, observamos una variación de la verticalidad", escribió en el informe José Di Carlo, jefe de Vías Urbanas de Planeamiento. Además se constató que por el hundimiento de la torre 38, se habían salido las barandas de las escaleras, se habían partido los pasillos que unen las torres, había fisura en los muros, en las escaleras y que se habían hundido los pisos de los departamentos que están en la planta baja.

Por todo esto, los técnicos de Planeamiento sugirieron en el informe la intervención de especialistas para que analicen las causas del hundimiento de las torres, ya que "aparentemente se produjo un asentamiento especialmente en las torres 38 y 39, como así también en el núcleo de las escaleras", según consta en el informe que fue concluido el pasado 31 de marzo.

Cinco días después los vecinos concurrieron al IPV, con toda esta documentación, para pedir una solución. Recién ayer la repartición envió a una persona para realizar un peritaje ocular del lugar. Lo que viene ahora es el análisis de estas pericias por parte del área técnica del IPV, para ver qué tan grave es la situación. Además deberán determinar cuáles son las causas del hundimiento de las torres. "Todavía no hay decidido nada, pero seguro tendremos que dar intervención a la universidad para que realice los estudios", dijo ayer Vicente Marrelli, al frente de la repartición.