En Buenos Aires y Europa son furor y en San Juan tardaron en llegar, pero lo hicieron: de la mano de la imposición de la barba como moda, aparecieron las primeras barberías. Ya hay al menos dos que inauguraron en las últimas semanas y buscan ser un refugio en el que los hombres se dejen recortar, modelar y afeitar sus barbas, acompañar con un corte de pelo, alisado o tintura, recibir consejos sobre cuidados de la piel y, de paso, ser invitados con un café o un whisky de cortesía. Son santuarios de varones que mezclan lo vintage del mobiliario con lo más moderno en productos de estética masculina.

‘Fue un desafío apostar por la barbería, porque no sabía cómo iba a reaccionar la gente. Pero me sorprendió. Sumamos clientes nuevos cada semana y todos nos dicen que era algo que faltaba. No es sólo afeitar o modelar una barba y si el cliente quiere, sumar un corte de pelo: se trata de cambiar la costumbre de ir a una peluquería para un corte express. Acá venís y probablemente estemos 10 minutos hablando sobre qué es lo que te gusta y qué te va a quedar mejor, para recién después empezar’, dijo Iván Muller, quien abrió Biondo en pleno centro.

‘No se afeita con maquinita ni nada que se le parezca. Es a la vieja usanza, con navaja. Pero por supuesto, con tratamientos previos: vaporizador facial, toallas calientes, espuma y geles. En general los hombres piden recortar y modelar sus barbas, pero quienes buscan afeitarse saben que no hay como la navaja’, expresó Jhony Mercado, quien tiene Custom Barbers Shop en Trinidad.

Según contaron los propietarios, el rango de edad de los clientes va de 20 a 30 años, aunque los 30 a 35 años se van sumando cada vez más. ‘Creo que es una cuestión de adaptación. Los de menor edad siempre están más predispuestos a los cambios, como por ejemplo venir a un local y pasarse 40 minutos en retoques de barba, peinados y cuidados de la piel’, agregó Muller.

La estética de los locales tampoco está descuidada y los caracteriza un look retro, con objetos clásicos de barbería, incluso sillones del siglo pasado, y estanterías con bebidas espirituosas que además de ornamentar a veces sirven para agasajar a los caballeros.

‘En general los clientes no vienen con sus novias y esposas, piden turnos para no tener que esperar y el clima que se genera es de mucha familiaridad. Obviamente que se habla de fútbol, videojuegos y de mujeres, pero también de consejos para cuidar la estética, porque es increíble la cantidad de productos que vienen para tener barbas perfectas’, apuntó Mercado.