Hoy afirmamos que se vive un momento en el que nos presentamos en nombre de valores que no se sustentan en anclajes reales. Sabemos que el progreso humano existe si se desarrolla con un fondo moral, pero carecemos de referentes y si percibimos alguno, mejor "lejos" porque nos molesta, porque no aprobaría nuestro accionar.
Predomina la "arrogancia del ignorante" que cuan peligrosa es, palabras textuales del viejo profesor y director de estudios del Colegio Don Bosco y Santa María, Juan Carlos Tamagnini.
Qué importante es formar para que nuestros futuros ciudadanos no se entreguen a la cultura de la vida fácil, en la que cualquier motivación sirve para "llegar" sin pensar en los límites de las competencias.
Enrique Rojas, expresa entre sus múltiples concepto: "permisividad significa que hoy uno ya no tiene prohibiciones, ni territorios vedados, ni impedimentos que lo frenen, salvo las coordenadas externas de las leyes cívicas, de por sí muy generales. Se sustenta sobre una tolerancia total que considera todo válido y lícito, con tal de que a la instancia subjetiva le parezca bien".
Ante estos conceptos trasladados al ámbito educativo, ¿qué deducimos? ¡Pobres niños, adolescentes y jóvenes! Viven en un mundo donde están subvertido los valores, donde predomina: "el que estudió molesta", "el que sabe es peligroso", "la trayectoria no cabe", "el lugar lo ocupo yo", "aquel ya cumplió un ciclo".
La normativa no es percibida por el joven que ya está inmerso en un mundo donde sus formadores, en más de un caso, no responden a la reglas: designados por amiguismo, porque es la pieza que necesita un director no competente y origina una cadena de designaciones concretadas por el favoritismo, quienes sí, siempre lo apoyarán.
Esto, no es una fantasía, es un discurso realista que podría ser documentado. Para el estudioso, para quien la docencia es un apostolado parece un cuento fantástico.
No obstante, hay áreas donde se valora el peso de la trayectoria: en el área de las matemáticas, por ejemplo. Si las ciencias pueden conocerse a través de los hombres que las hacen, se originarían diálogos imperdibles para el docente. Igual sucede en el área de la lengua.
Al analizar los galardonados con el Premio Nobel, en las distintas áreas del saber, podríamos decir: son estudiosos con experiencia capitalizada; con años de estudio y cronológicamente mayores. Casi todos originarios de países desarrollados donde se valora y respeta "el saber" del estudioso con vastos antecedentes.
Chile es un país latinoamericano que se destaca por su nivel de educación. La Universidad de Arte y Ciencias Sociales -ARCIS-, de Santiago de Chile, una de las más notoria de Latinoamérica, en sus áreas universitaria y de posgrado, tiene un plantel de docentes con extensa trayectoria. Una sapiencia adquirida a través del tiempo, después del cursado de más de una carrera universitaria y de posgrados. Su vocación y conocimientos son aprovechados por el país vecino para la formación de jóvenes y profesionales destacados, quienes completan su preparación con la educación cuaternaria.
Si de trayectoria hablamos, no podemos dejar de reconocer en nuestra provincia el espíritu y voluntad para el trabajo de empresarios, sacerdotes, sindicalistas, quienes son merecedores del reconocimiento público, todos maestros en sus áreas.
Pude vivir la apertura e idoneidad para orientar al joven, del sacerdote salesiano, Juan Luis Fanzolato, quien hasta los 89 años cumplía con tareas docentes y a quien acompañé desde la creación del Colegio "Santa María", hasta su muerte y que conduzco desde hace 33 años.
Mi trayectoria en los niveles primarios, secundarios y universitarios, con anécdotas documentadas y mi experiencia, permiten valorar lo vivido en los diferentes ámbitos donde me desempeño, y ojalá, el uso apasionado de la palabra evite el "celo amargo", que el apóstol Santiago no aconseja.
