Buenos Aires, 20 de marzo.- Miguel Ángel Santoro dejó de ser
esta noche oficialmente el entrenador de Independiente y aseguró
que la ovación que le dedicó la gente al final de la goleada 4 a 1
sobre Newell’s Old Boys "no tiene precio".
"Cuando uno toma una decisión no hay vuelta atrás. Lo pensé
bien y tengo palabra. Estoy muy contento, muy felíz y este recuerdo no tiene precio", resaltó Santoro al término del encuentro.
El público de Independiente colgó varias banderas en la cancha
de Huracán agradeciéndole el trabajo que hizo el entrenador en el
club y lo despidió con aplausos.
En este Torneo Clausura, el Independiente de Santoro jugó
siete partidos, ganó tres, empató uno y perdió tres, sumando diez
puntos en la tabla de posiciones.
En cuanto a las razones que lo llevaron a dimitir, Santoro
hizo referencia al desgaste que le causaron los rumores, "la sarta de mentiras" y "las desleastales".
"La decisión ya la tenía tomada, simplemente no la quise
transmitir durante la semana. El presidente (Julio Comparada) trató de convencerme y yo le dije que para mí ésto era lo mejor.
Quizá un cambio le pueda dar al equipo lo que yo no pude",
sostuvo Pepé.
Acerca de la ola de rumores fue más amplio: "Ya así no se
podía vivir, no podía trabajar. Era muy difícil tener la cabeza puesta en el objetivo".
"Acá hay una sarta de mentiras permanente. Yo les dije a los
jugadores que estaba ilusionado, pero quizá un cambio era mejor",
añadió Santoro, sin terminar de aclarar nada.
"Uno está acostumbrado a las batallas, pero a las batallas
leales y creo que llegó el momento de poder disfrutar de mi familia,
porque siempre las presiones están sobre la cabeza", continuó
quien fue el arquero inolvidable de ese Independiente que en la década del sesenta se constituyó en el Rey de Copas.
A Santoro se lo notó incómodo durante la totalidad de la
conferencia de prensa y lo dejó todavía más en evidencia cuando le pidieron precisiones acerca del tema de las deslealtades.
"Las deslealtades son las mentiras", resumió Santoro e
inmediatamente se levantó y se fue.
