Unos 22 millones de dólares fue el costo de la operación de rescate de los 33 mineros atrapados desde el pasado 5 de agosto en el yacimiento San José, según cifras que proporcionó ayer el diario La Tercera.
Gran parte de la operación de rescate afectó millonarios contratos de servicios y abastecimiento entre las empresas proveedoras y las grandes compañías mineras.
Esta cifra, sin embargo, no incluye el mantenimiento del campamento "Esperanza", donde en los últimos días, entre periodistas y familiares, ha congregado a cerca de 3.000 personas.
Según el diario, el nivel de gasto en el rescate de los 33 mineros superaría las deudas de la minera San Esteban, la compañía propietaria del yacimiento San José, que ascienden a unos 19 millones de dólares.
La estatal Corporación del Cobre (Codelco), la mayor productora de cobre del mundo, ha desembolsado para esta operación unos 15 millones de dólares, lo que representa el 75% del monto total del rescate.
Estos recursos se usaron para financiar el arriendo de vehículos y maquinaria, la construcción de obras civiles y la implementación de los equipos tecnológicos y de comunicaciones, así como para pagar a los operarios que intervinieron en el proceso de rescate.
Unos de los primeros problemas que hubo que sortear tras el accidente fue la ausencia de una red de comunicaciones en la zona del yacimiento.
Ante ello, la división El Salvador de la empresa Codelco extendió contratos con las empresas de telecomunicaciones para que instalaran dos antenas en la zona que hicieran posible la telefonía móvil y la conexión a Internet.
Las mineras privadas Collahuasi, Escondida y Anglo American, entre otras, también financiaron equipos y dispusieron de expertos para rescate, con una aportación total de cinco millones de dólares.
Uno de los mayores costes que asumieron las empresas privadas fue el uso de la perforadora SchraamT-130, la máquina que logró llegar hasta el fondo de la mina y cuya operación diaria costaba unos 18.000 dólares.
Tras confirmarse que todos los mineros estaban vivos, Alejandro Bohn y Marcelo Kemeny, propietarios de la compañía Minera San Esteban, dueña del yacimiento San José, no regresaron al "campamento Esperanza".
La última vez que llegaron a la zona fue el 11 de octubre, para asistir a una audiencia en la localidad norteña de Caldera donde se les procesó por un derrumbe ocurrido el pasado 3 de julio que causó la amputación de una pierna al obrero Gino Cortés.
La semana pasada volvieron a Copiapó, para gestionar un préstamo de 180 millones de pesos (unos 371.000 dólares) que la Empresa Nacional de Minería efectuó a Minera San Esteban para que pagara los sueldos de septiembre de unos 300 trabajadores que quedaron sin trabajo tras el derrumbe.
