Cuando ingresó al estadio una lluvia de aplausos cayó desde todos los sectores de las tribunas donde había gente. Con la mano derecha levantada y haciendo señales de agradecimiento, Omar Narváez comenzó a ganarse el calor de todos los presentes. Pero eso no fue nada, porque cuando ganó, el aliento resultó de forma increíble. Es que para agregarle más condimentos al canto de la gente que coreaba “dale campeón, dale campeón”, el chubutense sacó una remera con la leyenda “Gracias San Juan” y la mostró en todos los puntos cardinales. Eso fue suficiente para que las almas que estaban en el Cantoni estallaran en aplausos y ovación.
Con respecto a cómo se desarrolló la competencia, el púgil declaró una vez que salió del vestuario donde se encontraba que fue “complicada pero lo pudimos resolver bien”.
Haciendo referencia a la forma en que terminó su físico luego de los doce rounds disputados, contó que “terminamos enteros”, aunque un pequeño corte en la parte superior del ojo izquierdo, hacía que este se le viera un poco más chico que el otro.
Por último, demostró su cariño con el público sanjuanino y le brindó algunas palabras de agradecimiento “agradecemos a toda la gente de San Juan que se hizo presente”, cerró.
