Ni los fortísimos vientos cordilleranos, ni el clima hostil y extremadamente duro que incluyó en setiembre y en octubre varias heladas que hicieron peligrar seriamente el proyecto pudieron con los perseverantes y bravos productores iglesianos.
Hoy en día, gracias al esfuerzo de dos cooperativas agrícolas de la zona, y del apoyo tecnológico de Barrick en el equipamiento y en la asistencia agronómica permanente, varias hectáreas de semillas de lechugas se ven creciendo con normalidad.
Y si al trabajo diario de muchas manos unidas se le adiciona lo más moderno en cuanto a tecnología de punta, podemos lograr resultados sorprendentes.
La historia comienza con un ensayo de 8 variedades realizado hace 3 temporadas atrás, en campos de Las Lagunas, al extremo sur de la localidad hermosa de Bella Vista. Allí los socios de la Cooperativa Valle de Bella Vista Ltda, por entonces 12 agricultores de la zona que hacían sus primeras armas como entidad con los papeles al día, aceptaron el desafío de realizar -para una compañía internacional de simientes- ocho materiales distintos de lechugas de alto consumo en el mundo gastronómico del Hemisferio Norte, pero quizás no muy conocidas para nuestras latitudes. Allí Mariano Ponce, Eber y Julio Espejo, y otros gauchos se agruparon para demostrar que tenían habilidades para el trabajo de la producción de estas verduras de hoja tan solicitadas en los restaurantes y supermercados europeos fundamentalmente.
Y a ese ensayo, de 0,5 hectáreas de superficie, lo visitaron expertos de varios países, para conocer aptitud de producción semillera, sanidad, desarrollo y otros parámetros de carácter meramente profesional. Entre ellas había lechugas del tipo gallegas, crespas, moradas y otras.
A esa prueba, se mejoró el año siguiente con varias hectáreas de producción, en el centro mismo de Bella Vista, también en las cercanías del camping y en Las Lagunas. Todas superaron los parámetros exigentes de poder germinativo superior al 95 % y pureza mayor al 99 %. Esto indica la alta calidad de lo obtenido.
El año pasado tuvieron un año llovedor y hubo pulgón, por ello los rindes no mejoraron; pero en esta campaña se redoblaron las apuestas, y se agregó lo máximo a nivel técnico: riego por goteo, mulching cobertor y malla antigranizo. Se cambió todo el diseño, se aumentó un 30 % la densidad de plantas y se hace fertirrigación.
Se esperan resultados muy alentadores para esta experiencia en alta montaña.
