"Me voy a bañar", dijo Pablo Aguilera (16 años, estudiante), de repente, al lado del Canal Céspedes, en La Bebida, Rivadavia. Habían pasado unos minutos de las 16 de ayer y tal fue su decisión de mitigar el fuerte calor, que ni su hermano Jonathan (17) ni la novia de este jovencito pudieron hacerlo cambiar de opinión. Según fuentes policiales, lo que siguió fue la más desgraciada escena para esos involuntarios testigos, porque Pablo se sacó las zapatillas, se zambulló, asomó sobre la superficie del agua y se hundió para no aparecer nunca más.
Desde entonces hubo una preocupación angustiante, marcada por la certeza de que la muerte fue el destino seguro de ese chico. Hasta que anoche alrededor de las 23, personal de Bomberos al mando del comisario inspector Orlando Ríos, rescató el cuerpo atascado en las parrillas de la Usina Nº 1 de Electrometalúrgica Andina en La Bebida.
"Yo nunca le enseñé a nadar, pero mi otro hijo me dijo que Pablo sí sabía nadar. ¡Qué desgracia, Dios mío!", decía anoche Juan Luis Aguilera, electricista y padre de esos chicos además de un pequeño de 11 años. El hombre estaba visiblemente quebrado porque Jonathan, el joven que presenció todo, cumplirá 18 años el próximo sábado.
Según Aguilera, sus hijos habían salido de su casa en calle Zonda al 473 Sur (cerca del barrio Wilkinson) en Rivadavia, con la idea de visitar "unas amigas" en el Lote Hogar 24, próximo al Canal Céspedes, aunque luego en la Policía precisaron que en realidad fueron a la casa de la novia del mayor de los hermanos.
Anoche, la Policía daba total crédito a los testigos: "hasta ahora todo indica que este joven pudo morir por accidente y como consecuencia de una supuesta imprudencia. No tenemos elementos para sospechar de otra maniobra", explicó anoche el jefe de la Seccional 13ra, el comisario inspector Julio César Coria.
