El colapso del sistema de transporte aéreo que tuvo lugar hace unos días, dejando en tierra en Ezeiza y en el Aeroparque, durante siete horas a 20.000 pasajeros fue atribuido a varias causas. Oficialmente se informó que el problema ocurrió por cortarse el contacto radial en el equipo primario y en el de reserva que enlaza las torres de vuelo, los aviones y los controladores de radar. Por su parte, fuentes aeronáuticas señalaron que esa explicación es sólo parte de la historia, y que en realidad, el único inconveniente ocurrió en la frecuencia de reserva, porque la principal estaba fuera de servicio desde junio de 2010.
Para reforzar la seguridad de los vuelos todos los sistemas de operaciones, tanto en tierra como en los aviones, tienen funciones duplicadas o triplicadas en otros equipos. En este caso, tras la falla primaria sucedida en junio de 2010, se sostuvo el sistema de comunicaciones con la frecuencia de reserva, pero no se solucionó el problema original.
Que funcionen ambos sistemas permite que la seguridad sea total, ya que si uno cae, se puede seguir operando con el otro.
La combinación de radares primarios y secundarios garantiza el vuelo seguro de aeronaves en una o más terminales aéreas dentro de su área de control. La falta de equipamiento, inversión y capacitación sólo garantiza la degradación de la seguridad y eficiencia del sistema.
Lo sucedido días atrás es una muestra de la situación en que se encuentra el control aéreo. Es obligación de las autoridades encarar la solución sin dilaciones, y exigir que un avión salga y llegue a horario para que esto deje de ser una excepción.
