Eran alrededor de las 13,30 de ayer cuando Rubén Vargas (26) salió a la calle y le dijo a su hermano Víctor (28) que la garrafa que tenían conectada a una cocina en su pieza perdía gas. Entonces Víctor ingresó a esa humilde vivienda de adobe con techo de palos, cañas y barro, y manipuló el envase metálico. Y en segundos, el desastre, porque la pérdida alcanzó en ese instante un foco encendido y empezó a arder sin control, contó Adrián Milla, tío del muchacho y una de las 6 personas que vivían en esa vivienda de 9 de Julio y Urquiza, en Capital. Las llamas se propagaron por todos lados. Víctor sufrió quemaduras en los brazos y en la cara que lo dejaron internado por precaución en el hospital Marcial Quiroga cuando rescató de entre las llamas su moto Yamaha 110cc., dijeron en ese centro de salud. Luego, vecinos y automovilistas combatieron el fuego, pero no pudieron hacer mucho: 4 camas, una cuna, una cocina, una heladera, un TV, una mesa y 6 sillas, un lavarropas, un secarropas y un ropero con ropa fueron destruidos, dejando a a esa gente prácticamente en la calle, comentó el hombre.

El siniestro ocurrió en calle Urquiza al 795 Sur, en una casa habitada por Cristina Galleguillo (72 años, pensionada, hipertensa), sus hijos Adrián (38 años, albañil desocupado) y Juan Milla (42 años, lustrador de muebles), sus nietos Víctor (28 años, trabaja con su tío Juan), Rubén (26 años, instalador de alarmas) y Gabriela Vargas (21 años, desocupada) y el bebé de la chica, de 1 año, contó Adrián Milla.

Al momento del incendio (finalmente controlado por Bomberos) los únicos que estaban en la casa eran Rubén y Víctor, y su tío Juan, quien trabaja lustrando muebles y tiene su negocio al lado de esas piezas. Los demás habían salido, dijo Adrián.

Aparentemente el fuego se desató cuando Víctor manipuló la válvula de la garrafa para detener una pérdida. Pero no pudo y el gas, al alcanzar el foco encendido de la pieza, inició el siniestro, contó el hombre.

"Cuando entré a mi casa escuché una explosión. Me metí y vi a mi sobrino entre el fuego sacando su moto. Por suerte la salvó, pero se quemó los brazos y la cara. Mi hermano (por Juan) pudo salvar su negocio y sus cosas porque se subió al techo y sacó unas maderas, sino pasaba algo peor por los líquidos inflamables con los que trabaja", contó Milla.