En San Juan últimamente se han registrado accidentes evitables en zonas desérticas de nuestra inhóspita geografía, un hecho con resultado fatal y otro felizmente superado, gracias a una intensa movilización de gente y equipos en operativos de búsqueda y salvamento. En ambos casos estuvieron involucrados viajeros que tomaron rumbos desconocidos por huellas inapropiadas para el tipo de vehículos que conducían, además del desconocimiento absoluto del terreno transitado y sin ninguna posibilidad de pedir ayuda física o mecánica. En los senderos donde quedaron atascadas las movilidades -una cercana al Pie de Palo y la otra en las dunas de Mogna- no hay señal de telefonía móvil y las marcaciones de GPS no son precisas ni advierten los riesgos que presenta la travesía.
Tampoco son confiables los datos de los lugareños, como los aportados por pobladores de Mogna al matrimonio oriundo de La Rioja que se dirigía a nuestra ciudad y creyó en la viabilidad de la huella que llega a Albardón por El Salado, un enlace utilizado por el Dakar, con las dificultades topográficas de imaginar para esa competencia extrema. Diferente hubiese sido si un cartel, a la salida de Mogna, advertía que esa traza sólo es apta para vehículos 4×4, para conductores experimentados y sin ningún tipo de asistencia ni presencia humana en el trayecto. Otra señalización similar hubiera alertado al médico bonaerense del peligro que corría si se internaba por el sendero donde finalmente perdió la vida.
Una cartelería preventiva, en huellas que parten de caminos rurales, podrá salvar vidas y la colocación siempre será más barata que los costosos operativos de salvataje aéreos y terrestres, muchas veces con desenlaces lamentables.