En el planteo de la fiscal Alicia Esquivel Puiggrós resaltó un testimonio clave que -en su opinión- no fue tenido en cuenta por el magistrado: el de la abuela de la nena, Dominga Antonia Martínez. “Señaló a su agresor a través de su abuela y el juez nada dijo de ello”, disparó la fiscal. Según Dominga Martínez, dos días antes de la muerte de su nieta fue a la casa de su hija, la escuchó hablarle del dormitorio hasta que se levantó a verla y ahí ella le regaló una pulsera. En ese momento -dijo- la nena le tomó la cara con las manos y le dijo: “mami nico pupa, nico pum y me hace señas pegándose en la cabeza, tirándose el pelo. Ahí le tomé la cabeza para arreglarle el pelo y me dijo: mami no pupa ahí, nico palo”. Entonces -dijo- preguntó qué le había pasado y la nena le reiteró: “Nico palo. Ahí miré a los dos y mi hija no dijo nada y Agüero se fue… le miré la cabeza y en la parte de atrás tenía un chichón y un tajo”, precisó, agregando que no era la primera vez que la veía con moretones.