-ÚLTIMA NOTA-
Ante la pregunta de ¿por qué el personalismo?, expresa:
Otra buena razón por la que el personalismo resulta de interés social se deriva de la fragmentación ideológica a la que nos vemos sometidos. En nuestro mundo multicultural e inconexo, cada vez resulta más acuciante el peligro de pérdida de sentido ante la acumulación de información que nos aturde, ante el miedo imperante a proponer estructuras conceptuales fuertes y, por consiguiente, ante la falta de una antropología integral y equilibrada de referencia. Pues bien, el personalismo es capaz de cubrir, al menos en parte, esas necesidades puesto que se autoconcibe como una visión global de la persona y se autopropone justamente como una visión sistemática y fuerte del ser personal. Y este rasgo, unido a su contemporaneidad lo hace especialmente valioso. Para el personalismo ontológicamente fundado, todo rostro humano, aún el del embrión casi invisible, exige de nuestra parte un respeto absoluto. En la mirada de cada hombre, los cristianos reconocemos también la mirada de Quien no vino a ser servido sino a servir, Cristo Jesús, quien con su encarnación en cierto modo se unió a todo hombre, y que nos juzga por el amor que manifestamos a cada hombre y mujer: "Tuve hambre y me disteis de comer. Estuve enfermo y me visitasteis…" (Mt 25, 31s.).
