Buenos Aires, 18 de septiembre.- Es fácil encandilarse con Victoria Onetto. Cualquier mujer podría pasar una entrevista entera intentando revelar los secretos de la lozanía de su piel, de la voluptuosidad acumulada en su metro sesenta y cuatro, y de su paradójica delgadez.
Las más curiosas querrían indagar en ese aura terriblemente sexual que la acompaña como una luz cenital, en las situaciones más ordinarias, incluso sentada ahí, en el living de su casa, como recibe a 7 DÍAS, vestida en jean, remera y tacos que deberían causarle vértigo. Pero sería un desperdicio encandilarse. Detrás de esa imagen fluorescente hay una historia digna de ser escuchada y un personaje digno de ser entendido. Pocos saben que Victoria es una "selfmade woman": una persona que usó y generó sus propios recursos para llegar al lugar a donde se proyectó, partiendo de una situación completamente distinta a la de las chicas que actualmente se pasean por todos los canales.
Hoy, pocos días después del estreno de "Postparto", una obra que habla sobre los contratiempos de la maternidad actual, Victoria encuentra en el tema la excusa perfecta para reflexionar sobre su vida. "La llegada de mi hija Eva (3) al mundo me desacomodó muchas cosas, pero me está permitiendo cumplir el sueño más grande de mi vida: tener una familia como la que nunca tuve". Lejísimos del cliché de la femme fatale con corazón de "Susanita", el sueño de Victoria nace de la frustración más fuerte. "Mataron a mi papá mientras mi mamá cursaba su quinto mes de embarazo. Aunque ella volvió a casarse, se separó después y yo volví a quedarme sin figura masculina a los 15 años. Nunca supe cómo era crecer con un hombre en casa, con un padre. Cuando nació mi hija pude empezar a experimentar qué es tener una familia. Y me encanta", explica con una sonrisa.
Y no tiene ningún problema en explicar qué sucedió ese día que marcó su existencia como ningún otro: "Fue el 16 de marzo de 1971. Mi papá se llamaba Manuel Belloni y lo mataron en un enfrentamiento armado en Tigre junto al sobrino de Frondizi, Diego. En ese momento no existían los Montoneros, era el ERP. Mi abuela paterna, a partir de la muerte de su hijo, se metió en política. Fue una de las primeras líderes montoneras. Mi abuela tuvo pedido de captura en el ’74 y se tuvo que ir, y recién volvió con la democracia. Toda mi infancia estuvo convulsionada por eso", detalla.
