Sería una bocanada de aire fresco para el bloque oficialista de centroizquierda, ya que saldría fortalecido tras las disputas internas de sus partidos. Frei continuaría con las políticas económicas de los gobiernos previos, marcada por una fuerte apertura al mercado y por la presencia del Estado en áreas de supervisión clave. Plantearía una reforma tributaria orientada a subir la recaudación en un 1% del PIB para ampliar el sistema de protección social, junto al rediseño de una regalía que se aplica a la minería del cobre, principal exportación del país. El abanderado oficialista enfrentaría un Congreso más fragmentado y una Cámara de Diputados dominada estrechamente por la derecha opositora. Avanzaría sobre la idea del uso de la energía nuclear.
