Se podría decir que los primeros 3 años de casado de Rubén Zabala, junto a Judith Laciar, fueron una verdadera luna de miel. Viajes, paseos, salidas y hasta 8 horas de sueño diarias. Pero hace 5 meses, la vida de este padre primerizo dio un giro de 180 grados y a partir de ese 15 de enero todo empezó a ser diferente para el hombre de 35 años. La llegada de Alvaro, Juan Pablo, Amparo y Camila dieron ese título que Rubén tanto esperó portar: el de la paternidad.
Claro, "un padre normal, pero que tuvo una pequeñísima diferencia entre otros: tuve 4 hijos de una sola vez", dice entre risas el empleado de una cooperativa de viviendas. Y agrega: "Si la llegada de un hijo te cambia la vida, ¡imaginate 4!".
Trabajar mañana y tarde y llegar a la casa a cambiar pañales, preparar mamaderas y atender a los 4 bebés es la rutina que este papá tiene de lunes a viernes. De todas maneras, los fines de semana no varían mucho de los demás días. "Cuando llega el domingo, me pregunto qué hice el fin de semana. Y la respuesta es simple: preparar leche, cambiar pañales y nada más".
Según cuenta el hombre, tener cuatrillizos es muy lindo y "se lo recomiendo a cualquiera". Pero esta difícil tarea cuesta, ya que el cuidado y el sustento se multiplican por 4. "Hay que trabajar mucho por y para ellos, pero el hecho de verlos, agarrarlos, besarlos… es la recompensa de todo esto", admite.
Para Rubén, el hecho de ejercer la paternidad implica responsabilidad en cualquier caso. Lógicamente, esta bendición que recibió luego de que él y su esposa se sometieran a un tratamiento de fertilidad, conlleva un plus de sacrificio y necesita excluyentemente la ayuda de familiares y amigos en la crianza de los pequeños. "Recibimos mucha colaboración de allegados y gente que contribuye sin conocernos. Estoy muy agradecido por eso, es que de otra forma no podríamos enfrentar esta situación", reconoce.
Rubén es el único que sostiene económicamente a su familia ya que Judith tuvo que dejar de trabajar. Por eso, en las noches trata de aprovechar para dormir y su esposa es la que se encarga de los bebés. "Es que tengo que descansar porque no puedo ir al otro día a trabajar con dos horas de sueño porque la cara y el malhumor se van a notar", dice.
Tarea complicada pero no imposible de llevar. Y aunque nadie nace sabiendo lo que es ser padre, a Rubén se le complica aún más a la hora de instruirse sobre el rol. "Cada día aprendo con ellos. A la vez, trato de pedirles consejos a mis amigos, pero ellos son lo que me preguntan a mí que cómo hago para criar a mis hijos", cuenta entre carcajadas este super papá, quien espera recibir "al menos 4 regalos en este día".
