�Daniel Scioli no sólo enfrenta hoy el compromiso de suceder a doce años de gobierno kirchnerista sino que, además, tendrá que gambetear el fantasma que desde hace más de un siglo y medio impide que un gobernador bonaerense sea elegido para comandar el Ejecutivo nacional.
Desde la época de Dardo Rocha, pasando por Domingo Mercante y Oscar Alende, hasta llegar a los casos más reciente de Antonio Cafiero y Eduardo Duhalde, todos ellos jefes de la Provincia, fracasaron en su intento por acceder al sillón de Rivadavia.
Un total de 49 presidentes, entre gobiernos democráticos y militares, se sucedieron en la historia moderna de la Argentina, sin que ninguno de ellos haya pasado de La Plata a la Casa Rosada.
Una crónica periodística recreó una escena en la que Daniel Scioli interrogaba a un grupo de intendentes sobre las razones por las que ningún gobernador de la Provincia había llegado a presidente. El candidato cultor del optimismo respondió con simpleza que ‘ninguno llegó, porque un gobernador de una provincia como ésta no puede llegar si se pelea con el Gobierno central‘.
La frase fue relevada el año pasado, poco después que CFK le diera al exmotonauta el primer espaldarazo en su carrera hacia la Presidencia.
Hasta ahora la historia se mantiene inalterable desde que Bartolomé Mitre pasó, en 1862, de la Provincia a la Nación. Desde entonces hubo varios casos testigos como Adolfo Alsina, que gobernó la Provincia entre 1866 a 1868, y Mariano Acosta, que lo hizo entre 1872 y 1874, quienes tuvieron que conformarse con ser vicepresidentes, el primero de Domingo Faustino Sarmiento y el segundo de Nicolás Avellaneda. Sin embargo, el caso más emblemático es el de Dardo Rocha, que gobernó la Provincia entre 1881 y 1884 y era el candidato natural para suceder a Julio Argentino Roca, aunque éste finalmente se inclinó por su cuñado, Miguel Juárez Celman.
Durante la presidencia de Juan Domingo Perón, el entonces gobernador Domingo Mercante vio frustrada la posibilidad de convertirse en candidato presidencial e incluso, el líder del PJ lo terminó expulsando del partido.
Tras el retorno de la democracia, en 1983, el peronismo tuvo dos casos emblemáticos, uno lo protagonizó Antonio Cafiero, que siendo gobernador y favorito, perdió la interna partidaria con Carlos Menem, quien finalmente fue elegido presidente en 1989 al derrotar al radical Eduardo Angeloz. El otro caso involucró a Eduardo Duhalde, quien en 1999 fue derrotado en las presidenciales por el radical Fernando de la Rúa, que obtuvo una diferencia de más de diez puntos sobre el mandatario provincial. Tras la derrota del lomense, Carlos Ruckauf, que había quedado al frente de la Provincia, se perfiló como el candidato presidencial del peronismo, pero con la crisis de 2001 cambió la gobernación por un lugar en el gabinete de Duhalde y ahí se diluyeron sus aspiraciones. A diferencia del resto, Duhalde pudo ejercer la presidencia entre 2002 y 2003, pero por aplicación de la Ley de Acefalia, no por el voto popular, luego de la renuncia de De la Rúa.
