Exhausto, salía de un colegio privado, y ya retornaba a mi casa. En esas milésimas de segundos, un grupo popular de adolescentes conocidas como "Las Divinas”, pero no por su deidad, sino por su "glamour” y apariencia, se me acercó mesuradamente. Bueno, como decírselos, en realidad no eran tan "populares”, sino chicas jóvenes con un ansia desmedida de logros, puro "feelling”, maquillaje, delirio de "Bella Thorne”, y todo "pum” para arriba. O sea, no se apodaban "grasas”, sino "grosas”, tampoco "populares”, sino egoístamente "progres”. Ni eran de las que iban a posar para la foto, con la "pizza” y la "coca” en mano, sino "vistes”, con sonrisa y buena onda. "Tipo Nada”, con la camisa suelta, corbata desprendida, pollera arriba de la rodilla, estirando finamente hasta el cansancio, con la punta rosa de los dedos, la estrujada goma de mascar.
En fin, nada, solo eso: "Divinas”, y así como eran se me acercaron a mí, atosigándome de preguntas. Oportunamente, no caía allí, si era yo un objeto u "chivo expiatorio” de una particular encuesta apocalíptica, o estaba frente a incógnitas profundas e inquisidoras, de terapeutas de otro planeta. Pero, he aquí, lo que me preguntaron, en aquél cuestionario Proust:
-Todo re bien loco, pero sabemos que Usted escribe algo, y por ello queríamos saber su opinión y preguntarle: "Nada”, sólo eso: ¿Qué opinas de los adolescentes de ahora?
-Bueno, creo que los jóvenes son el futuro del país, y deberían preparase con toda seriedad, para no terminar divagando en caminos de la nada.
-¡Ah! Eso, "la nada”: ¿La nada, son las "populares” o las "divinas”?
Atónito, ignorando tan avezado vocabulario de "Tribus Urbanas” -les dije para no ofender- que por lo pronto, no éramos ni populares, ni divinos, sino compañeros de camino en igualdad de condiciones.
-Pero, deberías saber que nosotras representamos el mundo de las chicas opulentas. Y, las populares, por ingenuas, no nos llegan ni a la punta de los talones. Quienes son más coquetas para vos: ¿Ellas o nosotras?
-En realidad -dije- lo coqueto hoy pasa por lo físico, porque el parámetro del mundo materialista de la competencia actual, lo mide así, de forma atroz. Y, nosotros corremos, sin darnos cuenta, detrás de ese modelo impuesto de belleza, que a la larga poco vale. Lo duradero yace en la interioridad o espiritualidad.
-Qué vale más: ¿Lo lindo o lo feo? ¿Los valores o el "hacé la tuya”?
-Los valores son la fortuna mayor, porque un mundo vacio, es como un vino desabrido. El proponerse como meta el éxito, dinero, poder, la belleza física, sin límite alguno, me parece que no embriagará de felicidad.
-¿Cree que resulta interesante el "phubbing” (o abuso de celular), acosar, desobedecer, tratar siempre de ser "chicas bien” y liberales?
Asombrado por la abrupta pregunta, creí caer en una trampa, y pensé en irme, porque sentí me badeaban. Pero, me repuse y dije: -Lo más importante es ser como uno es, aunque siempre respetando los Códigos.
-¿Cree que las drogas nos ayudan en esta etapa de la vida?
-Creo, que la diversión pasajera, propuesta por esta "’Cultura del Vacío”, alienta más el individualismo, agresión, materialismo y discriminación.
-Basta de evasivas: ¿O ellas o nosotras? ¿Justin Bieber o los Guachiturros? ¿Gordas o flacas? ¿O atorrantes o santas?
-La "licencia omnius”, (liberar celulares online) -contesté- o lo permitido, es lo que hay que cuidar. Debemos bregar, para no tirar todo a la deriva.
-Te damos una última oportunidad: ¿Sumisas o indomables? ¿Ricas o pobres? ¿"Patito Feo” o "Rebelde Way”? ¿Charlotte o Samanta?
Que cerrada es esta gente: siempre no viviendo -pensé- El todo o nada. Lienzo fino de "’cavenillo” o al "criollo”. El "sushi house” o la "mortadela”. Tomar cerveza o beber champagne. Aunque, el Diario me permitió esta vez, tener ventaja, para expresar mi idea. Y, sin evasivas, casi de prepo me salió ahí, esta respuesta: "Sin códigos, algunos pequeños bien de hoy, tienen alta probabilidad de ser, los grandes tiranos del mañana”.
(*) Periodista, filósofo y escritor.
