Neuquén.- Hace un par de meses, en Neuquén, un hombre de 65 años que deambulaba por la calle y parecía un indigente, recurrió a un convento de monjas para recibir ayuda. Ellas le dieron una pieza en uno de los módulos del convento las Carmelitas. Pero tiempo después los vecinos denunciaron que el hombre contrató a una empresa para levantar un galpón de chapa y poner a trabajar sus máquinas en el lugar.
El supuesto indigente no sólo se apropió del espacio, sino que también se colgó de la luz de los vecinos, algo que provocó una merma en la tensión en un sector del barrio.
"Hace ruido con las máquinas y usa la luz del convento. Acá a muchos vecinos dejó sin luz porque se chupa toda la energía cada vez que prenden las máquinas", expresó una vecina a un medio local.
Y agregó que “es una persona violenta y nos dijo que no se quería ir, que iba a trabajar en ese lugar".
Sin embargo, las monjas salieron a dar su versión. "Creo que hay que ser respetuosos. Ya hablamos con esta persona y nos dijo que en 15 días se iba. Estos albergues son para personas que están atravesando situaciones difíciles", dijo una de las monjas.
Al parecer, el hombre iba a poner una fábrica de muebles. Según los vecinos, ya tenía algunos "empleados" trabajando en el mismo predio del albergue para los indigentes.
