Lo que se vive en estos días en el ámbito político e institucional de nuestro país, es una demostración más que desde el Poder Ejecutivo se pretende ahondar el estilo marcado por la prepotencia y el monólogo. Pareciera que no hay otro límite que el de la propia voluntad o la irrefrenable ambición de poder.

La democracia no es concebida por el gobierno como un marco de consensos por el bien de la República sino la imposición de la propia voluntad al mejor estilo de sordo autoritarismo buscando recuperar una imagen que se debilita con el transcurrir del tiempo. Esto se demostró cuando la presidenta Cristina de Kirchner rechazó de cuajo el acuerdo político ofrecido por la UCR para buscar una salida política a la crisis institucional de las reservas del Banco Central, criticándolos con extrema dureza. El jefe del bloque de senadores del radicalismo Gerardo Morales, propuso un acuerdo al presidente provisional del Senado, José Pampurro de apoyar la remoción de Martín Redrado en el Congreso, a cambio de que el Gobierno le diera trámite parlamentario al decreto 2010/09, y convocara a sesiones extraordinarias. Según fuentes oficiales, el senador Pampurro le habría transmitido la oferta al Gobierno y, por indicación de la Presidenta, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, echó por tierra la propuesta.

El jugar a todo o nada y no aceptar acuerdos de ningún tipo es la regla básica del Ejecutivo. A esto se añade la torpeza en las disposiciones adoptadas. Las fallas técnicas y legales cometidas en su intento de apropiarse de las reservas han sido además, peligrosas. El decreto 2010/09 faculta al Gobierno, recurriendo al artilugio de las "reservas de libre disponibilidad", a apoderarse de unos 16.000 millones de dólares y no sólo de los u$s 6569 millones del Fondo del Bicentenario.

En el balance del 31 de diciembre, el Banco Central informó reservas por 47.967 millones de dólares. Los pasivos financieros, es decir, letras, notas y posición neta de pases, unido a los encajes, sumaban 21.600 millones de dólares. Por eso es que, fuentes confiables, indican que las reservas netas no superarían los 23.300 millones de dólares. Esto significa que, si el kirchnerismo obtuviera lo que ahora pretende para seguir solventando el gasto clientelar y populista, se concretaría un auténtico vaciamiento de las arcas del Banco Central, dejando al país con apenas unos 7000 millones de dólares de reservas efectivas.

Pretender justificar el capricho con anuncios de conspiraciones destituyentes, no se ajusta a los anhelos de la mayoría de los argentinos que anhelan vivir en verdadera democracia.