Argentina es el quinto productor mundial de vino y el principal exportador de mosto a nivel mundial. La vitivinicultura es la actividad agroindustrial más importante de la región de Cuyo. La superficie con viñedos se concentra principalmente en las provincias de Mendoza (70%) y San Juan (20%), representando a su vez el cultivo más importante en superficie y número de productores, principalmente pequeños y medianos, de ambas provincias.
La vitivinicultura Argentina tiene ventajas comparativas con respecto a otras regiones vitivinícolas del mundo dadas principalmente por el alto potencial productivo y cualitativo de los ambientes donde se desarrolla. Sin embargo, en un contexto de precios relativos estables, tanto a nivel nacional como internacional, incremento de costos de producción y escasez relativa de mano de obra, queda expuesta una crisis estructural del sector que afecta sensiblemente la rentabilidad y sostenibilidad de los productores primarios, incrementa los costos de la industria, reduce la calidad de la materia prima.
La estructura productiva se caracteriza por pequeñas y medianas propiedades distribuidas en los valles irrigados de las provincias vitivinícolas en convivencia con emprendimientos de grandes escalas y altos niveles tecnológicos en las zonas sin derecho de riego. A pesar de que la uva para mosto o vino es materia prima para la industria, la vitivinicultura argentina se caracterizan por modelos de producción mano de obra intensiva con cosecha manual, a diferencia de otros cultivos industriales del país como las oleaginosas o incluso en la región de Cuyo como el caso del tomate para industria.
Entre los rasgos más distintivos del modelo de producción de pequeños y medianos viticultores se destaca el parral como estructura de conducción de los viñedos. Esta estructura permite lograr altos rendimientos por hectárea, sin embargo también es la que tiene mayores costos operativos en el componente mano de obra debido a la imposibilidad de mecanizar la tarea de poda y las dificultades para mecanizar la tarea de cosecha. Estas dos actividades representan, al menos, 50 % del costo operativo anual del cultivo.
Hoy la mecanización integral de los viñedos es posible, pero en estructuras tipo espaldero. En Argentina el sistema de conducción más difundido en esta estructura es el cordón bilateral con un bajo potencial productivo si se lo compara con el parral. Sin embargo existen algunas alternativas de conducción de viñedos en estructuras verticales con alto potencial productivo, tales como el sistema poda mínima (minimal prunning), poda en seto (box pruning) y cordón libre.
El INTA realizo una Jornada Vitícola donde los técnicos Maximiliano Battistella, Raúl Novello y Daniela Pacheco presentaron la evaluación económica comparativa del sistema de conducción cuyano tradicional con tres sistemas de conducción en estructura vertical, que permiten la mecanización integral del viñedo con información productiva obtenida de una parcela demostrativa con estos sistemas implantada en la Experimental de INTA en Pocito.
Poda en seto, mínima y cordón libre
El componente del costo operativo anual de un parral de uva Cereza de 45 mil kilos es de $27.000 la hectárea donde el 63 % es mano de obra y sólo el 12 % es debido a labores mecánicas. Del total de mano de obra empleada el 30 % se utiliza en la poda y atada y el 34% en la cosecha, 13 % en desbrotar y envolver, 11 % en regar, 9 % en el tractorista y el resto en otras tareas. Es decir que es un cultivo industrial con modelo tecnológico y mano de obra intensiva. He aquí una gran contradicción.
En estructura de parral se avanzó mucho en vendimia mecánica con buenos resultados, pero no es posible la mecanización integral. En estructura de espaldero se avanzó en la mecanización integral con óptimos resultados pero son los de menor productividad. Entonces surge la pregunta: ¿es posible aumentar la productividad en estructuras de espaldero que ya cuenta con la posibilidad de su mecanización integral?. La respuesta es si, ya que los sistemas de cordón libre, poda en seto y poda mínima logran rendimintos de entre de 30.000 a 45.000 kilos, con estructura sencilla, de bajo costo y permite la mecanización integral de cualquiera de los sistemas.
