Uno de cada tres cánceres detectados en el mundo es de piel y una de las causas de este mal es la alta exposición al Sol de verano sin protector.
Por eso hoy los cuerpos con un color bronce perfecto pueden ser una moda de riesgo. Sol, mar y playa son sinónimos del verano. También largas horas de pileta, expuestos al Sol ocasionan los mismos daños. Significan una alta exposición a las radiaciones solares, que son cada vez más perjudiciales.
En los últimos años, las estadísticas mundiales de detección de cánceres de piel indican que la cantidad de gente afectada por la enfermedad aumentó entre un 3 y un 8% entre los jóvenes.
La radiación ultravioleta se compone de UVA, UVB y UVC. La capa de ozono absorbe predominantemente UVC y menos medida UVB y dicha capa se ve afectada por los aerosoles, gases, emanaciones tóxicas, etc.; por lo tanto es el agujero de la capa de ozono cada vez mayor.
Si bien son mayores los rayos UVA que llegan a la tierra y ejercen su mayor efecto sobre la epidermis y la dermis, causando quemaduras; los UVB afectan principalmente la epidermis y en menor medida la dermis, son más mutagénicos. Dicha energía produce cambios celulares: proliferación, muerte celular, alteración en respuesta inmune, mutaciones del ADN, con la consiguiente alteración de la piel, foto envejecimiento, inducción de tumores carcinogénesis.
Lunares, manchas y el Sol
Hay que hacer un examen cuidadoso de la piel, conocer los lunares antes y después del verano por un especialista en piel, Dermatólogo. Antes de tomar vacaciones se recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos respecto a lunares: el fototipo del paciente. Alteraciones en el ABCD: asimetría del nevuso lunar, bordes irregulares, color no uniforme, diámetro mayor a 6 mm., o que aumenta y se modifica con el tiempo, evolución.
Las manchas de la piel son lentigos, pecas o efélides, son benignos.
Los lunares atípicos o con alteraciones en el ABCD, son los riesgosos, porque pueden degenerar en un melanoma, que es el cáncer de piel de peor pronóstico.
Los 3 tumores malignos de la piel son: carcinoma basocelular, espinocelular y melanoma. Todos tienen estrecha relación directa con el Sol: exposiciones solares intensas, dañinas o con quemaduras solares y relación directa con la acumulación progresiva a través de los años, que es irreversible.
Personas en riesgo
Los especialistas aseguran que las personas con mayor predisposición a padecer enfermedades de piel son:
– Las de piel y ojos claros.
– Quienes se exponen en forma prolongada al Sol.
– Los que durante la infancia han tenido episodios de quemaduras solares.
– Quienes tienen historia personal o un familiar directo con cáncer de piel.
"Si me pongo pantalla solar no me bronceo"
Primero, un protector solar no es una ‘pantalla’. Es decir que no filtra el 100% de los RUV, por lo que no estamos totalmente protegidos. Además, el bronceado es la formación de ‘melanina’, un pigmento que se deposita arriba de las células de la piel para proteger al ADN de sufrir más daño. Por lo tanto, el bronceado no es un signo de salud de la piel sino una respuesta al daño celular.
¿La cama solar es más segura?
Esto es falso. Las camas solares son dispositivos de emisión de rayos (RUV). Inicialmente se diseñaron, pensando que los UVA (que son los principales rayos que emiten), además de producir bronceado sin enrojecimiento, eran más seguros. Con el tiempo, se descubrió que también producen aumento significativo del cáncer de piel, además de ser los principales responsables del envejecimiento de la piel. Desde el 2010, son consideradas cancerígenas por la OMS. Se estima que más de 10 sesiones aumentan el riesgo.
Fuente: Dr. Guillermo Riveros – MP 2640
Tucumán 11 (s). Tel.: 4210227
