Transgresor, pensante, rebuscado para hallar la definición correcta; se queda atado a un pensamiento hasta que se topa con la idea que desea transmitir. Hablar con Adrián Dárgelos es sumergirse en la psicodelia misma, desde donde fluye y reflexiona sobre el camino de Babasónicos, grupo que en noviembre cumplirá 25 años de carrera. Su irrupción en la escena del rock, la pérdida de su bajista Gabriel Manelli debido a la enfermedad de Hodgkin y la evolución de la agrupación; son algunos de los temas sobre los que giró Dárgelos antes de tocara mañana en Luna Morena (ver aparte), a 2 años de su última visita a San Juan con Romantisísmico.
– Siempre tenemos ganas de presentar los discos en San Juan, desde nuestro segundo álbum Trance Zomba. Con Romantisísmico, fuimos ni bien salido en 2013. Ahora, llevamos el condimento de Shambala, un EP que sacamos en vinilo, grabado en simultáneo con la tecnología de la década del ’70.
– Justamente. Tiene que ver con el capricho de artista. Está hecho con el mismo amor que los otros, pero es diferente de los discos lados B, como este año saldrá Inflame, con todo lo que no entró en Infame.
– Somos un combo de caos e inspiración.
– Somos de todo un poco, también tenemos algo de folk, heavy metal y algo de tecno, diría. Lo que aprendimos de la psicodelia es que cualquier cambio es posible, que la sorpresa, la desintegración de la estructura y subvertir los ritmos es posible.
– Escuchando los primeros discos, porque los primeros 5 están por salir en vinilo, noto que en casi todos fuimos por un carácter, sin llamarlo concepto, por una idea que los englobó, que los hizo pertenecer a un momento y una idea de producción para no hacerlos parecidos. Que esta banda tuvo una evolución compositiva, de cómo componíamos cuando éramos más jóvenes a cómo lo hacemos ahora. Que tenemos un mayor dominio sobre el juego, la libertad y el manejo del caos, la selección, el goce, el placer y la magia. Componer es jugar con esa libertad casi infantil de qué hay de nuevo, jugar a sorprenderte a vos mismo, buscar motivos, algo que no habías dicho, nosotros tenemos esa conexión con ese lado lúdico.
– En el camino, Babasónicos ganó destreza en la composición, el swing y la integración no consciente y verbal que tiene la música, que no pertenece al pensamiento, que tiene que ver con esa seducción que opera sobre los instrumentos.
– En vez de sumar virtuosismo, lo que hubiese alejado al oyente porque lo que más acerca a la gente es la simpleza, fuimos por una ganancia grupal sobre la comunicación de nuestra obra al oyente, esa es la máxima evolución. En vez de ponernos sofisticadamente barrocos, nos convertimos en algo más sutil, simple y elevado en la búsqueda.
– Es un sello propio. Aunque nuestra impronta es cambiante, nunca se desprende de su esencia. Babasónicos no se permite tener canciones con las mismas bases rítmicas, pero cuando alguien nos escucha, nos identifica. Perdimos esa sensación de extrañeza pero seguimos siendo algo único, es mágico. Al principio, lo deseaba y ahora lo abrazo.
– Mi deseo era tener una huella indeleble.
– Nos recuperamos lentamente de la estocada y vivimos con la herida, sobrevivimos. Todos hicimos música porque no encajábamos en otra profesión, éramos unos indefinidos sociales. Me acuerdo que a Gabo queríamos ponerlo en la tapa de un disco y él me dijo "ni loco", porque había integrado una banda para no soportar la carga sobre su ego de sobresalir. Ahora es muy duro borrar a un integrante de un combo que pretende reaccionar a la mediocridad y tomarse la música como una trinchera para dar batalla.
– Me gusta sorprender y tener impacto. Es una de nuestras premisas, no andar sobre el mismo camino. Se nos puede discutir un montón de cosas, hasta nuestras contradicciones, pero hacemos música para discutir, dudo de la música que es para todo el mundo.
