Boca arriba, vestido, en estado de descomposición, con partes de su cuerpo comidas por alimañas, con una riñonera que contenía las llaves de su camioneta, su GPS, $10.000, su billetera con otros $3.500, documentación y el bastón que utilizaba, tirado a un costado. Así encontraron ayer a las 10 el cuerpo de Aníbal Néstor Laperuta (70), el médico bonaerense desaparecido desde el lunes 5 de octubre pasado cuando circulaba por San Juan en su Ford Ecosport recorriendo el país por la ruta 40.

El cadáver estaba a unos 2 km al Sureste de donde el último 10 de octubre localizaron su vehículo, en la zona del río de Agua de la Zorra, cerca del paraje Difunta Teresa, Angaco (ver infografía). El caso, que había tenido repercusión nacional, parece que pasará al archivo: para la Policía, encontrarlo con casi todas sus cosas descarta la hipótesis de que haya sido víctima de un delito, como deslizó su hijo Hernán días atrás. De hecho, el médico forense no encontró lesiones compatibles con las de un ataque y su muerte habría sido por deshidratación. Eso sí, lo único que no hallaron son su notebook y un celular.

Pero ¿por qué llegó hasta esa zona inhóspita si su plan era recorrer la ruta 40? para los investigadores un error de los mapas del GPS, pudieron llevarlo a que se extraviara.

El lugar donde hallaron a Laperuta ya había sido recorrido por baqueanos y policías que lo buscaban desde el pasado 9 de octubre, pero nunca percibieron nada, informaron fuentes policiales. El cuerpo estaba cerca de unos arbustos y tenía signos de haber sido arrastrado, posiblemente, por los animales de la zona. Debajo de ese sector hallaron ramas y otra vegetación que, al parecer, el médico armó como una improvisada cama. Los investigadores creen que Laperuta llegó hasta el lugar donde se enterró su camioneta y estuvo unas horas tratando de sacarla, pero al no poder se llevó el GPS y la plata. De hecho, ayer encontraron huellas del hombre que subían y bajaban lomas y suponen que tal vez trataba de buscar señal para su celular. Pero la complicada geografía de la zona hace que la recepción sea prácticamente nula.

Un punto sin resolver para los policías es que no pudieron hallar el celular ni la notebook del médico. ‘Tal vez se los llevó consigo y los perdió cuando salió a caminar con la esperanza de encontrar ayuda. O capaz los dejó en la camioneta, la cerró y alguien vino después y rompió el vidrio trasero para robarlas. Y como se disparó la alarma, cortó el borne de la batería para evitar el ruido. Pero esta posibilidad es remota porque en la camioneta había un conservadora eléctrica y otros elementos caros que no se los llevaron’, afirmó un alto jefe policial.

Al conocerse la noticia del hallazgo, la jueza que investigaba la desaparición, Carolina Parra (Segundo Juzgado Correccional), fue en persona a supervisar el levantamiento del cadáver acompañada por un médico forense. Ese profesional no encontró ninguna lesión que dé la pauta de que Laperuta haya sufrido una muerta violenta y estimó que podría haber fallecido deshidratado el mismo lunes 5 o al día siguiente, indicaron fuentes policiales.