(Fotos: colaboración Sociedad Israelita)
 
Un edificio puede ser tan solo una construcción arquitectónica o un espacio por dónde pasa la vida comunitaria.

Realmente esa función cumple la mole de mármol de la Avenida Córdoba al 169 oeste, en San Juan, sede de la Sociedad Israelita. Es que por allí pasa buena parte de la vida de los judíos de San Juan. En ese lugar se reza, se recuerda a los muertos, se celebran las fiestas del calendario hebreo y los rituales propios, se estudia, se juega y se hacen deportes, se comparte desde hace 100 años lo que marcan las costumbres y tradiciones judías.  

Justamente el 16 de noviembre de 1916, según reza la placa que recibe en la puerta de ingreso, se fundó el lugar.

En realidad, según los libros de actas constitutivas, ese día un grupo de seguidores de la fe mosaica se inscribió como organización formalmente hablando. Eso ya se había decidido antes. Es que 10 días antes de esa fecha se había concretado la primer reunión en la casa ubicada en Córdoba esquina Mendoza, en la que 24 varones, dejaron por escrito en la primer acta, sus intenciones como principal prioridad de tener un cementerio propio, tal como marcan las leyes del judaísmo, para enterrar a sus muertos bajo tierra y en un espacio bendecido. Es por eso que juntaron los 400 pesos que tenían disponibles y facultaron a los miembros de comisión directiva -nombrados en esa misma reunión (Herman Spollansky como presidente, Mad Singer como vice, Moisés Eiven como secretario, Salomón Averbuy como prosecretario, Enrique Schvatz como tesorero y Abraham Roitman como protesorero, además de los vocales Salomón Goldstein, Abraham Luber, Jacobo Slavutsky, Abraham Polak y Juan Roiman como revisor de cuentas)- para buscar un lugar para este destino y planteárselo al intendente.  

Fue en la misma reunión que se planteó la necesidad de avisar a todos los "israelitas de San Juan” de la constitución de una entidad que los aglutine. 

No pasó mucho tiempo de esa reunión para que el sueño se hiciera realidad y con creces: tuvieron su cementerio y su sede social (con un templo y un teatro que los sismos terminaron por derrumbar), pero además su club en Santa Lucía y su cancha con vestuarios en la Capital, su escuela hebrea y de idish, los grupos de mujeres que hacen solidaridad y los de jóvenes que hacen actividades recreativas. Pero fundamentalmente un lugar en la sociedad sanjuanina en la que se convive con respeto.  

 
Tierra fértil  

No hay registros certeros ni datos concretos del arribo de los primeros judíos a la provincia. Se cree que la llegada de los inmigrantes de esa religión puede haber sido consecuencia de las múltiples persecuciones y expulsiones que sufrieron a través de los siglos. Algunas medidas tomadas por la Asamblea General Constituyente en 1813 les abrió sus puertas al país, lo que masivamente se concretó recién hacia 1880, con la ayuda de iniciativas filantrópicas para ayudar a los inmigrantes a establecerse como el accionar del Barón Hirsch que compró tierras en Santa Fe y sus alrededores para desarrollar colonias agrícolas judías. Estos asentamientos ligados al trabajo de la tierra luego se expandieron por La Pampa, Buenos Aires, Entre Ríos e inclusive Santiago del Estero.

Probablemente la necesidad de buscar más tierras fértiles es lo que los hizo dispersar y por qué no, descubrir San Juan. 

"La base de los inmigrantes judíos de entonces fue ashkenazí, es decir judíos de origen ruso, en su mayoría. Muchos se establecieron en Caucete y 25 de Mayo principalmente, dedicándose con tesón a las labores agrícolas, al comercio e industrias”, cuenta Dimas Victorio Leites, quien fuera administrativo en la Sociedad Israelita, donde pudo recopilar testimonios y anécdotas por años. Inclusive, al tener entre otras tareas la misión de pasar en limpio las actas de la Comisión Directiva pudo reescribir en noviembre del 2001 la historia de esta comunidad. Claro que, por ser aficionado en el tema, dejó por sentado que su libro "Reseña Histórica de los Judíos en San Juan” no se trataba de un trabajo científico ni estaba dentro de los cánones técnicos, sino simplemente se constituía en un resguardo de la historia. 

Entre los apellidos que tuvieron sus raíces entonces y que aún resuenan hoy en una comunidad compuesta por casi 150 familias, aparece Daniel Hass como uno de los primeros habitantes, los hermanos Simón y Bernardo Chait que a principios del 1900 pusieron un bazar con su apellido y fueron unos de los fundadores del Banco Comercial (que más tarde se llamó Banco Agrario, Industrial y Comercial de San Juan), Bernardo y Abraham Glantz que tuvieron la mueblería "La Casa de Londres”, Antonio Kalejman que, entre otros campos, tuvo en sus manos la administración de la conocida Estancia Tucunuco en Jáchal, la que llegó a convertirse en un verdadero oásis; Mauricio Rusasnsky que instaló en 25 de de Mayo una usina eléctrica pública y domiciliaria o Elías Schuartz, quien ofreció su casa cuando el terremoto de 1944 tiró abajo la escuela israelita. Ellos, entre muchos otros, tuvieron en sus manos la necesidad de juntarse y dar los primeros pasos de una historia que se escribe hasta estos días. 
 
 
Un mes de celebraciones 

Noviembre, desde su primer hasta el último día, será un mes de celebraciones para la colectividad judía de San Juan pero también para todos aquellos que quieren sumarse por cercanía, por aprecio, por respeto, por convivencia. De hecho, hasta ahora han habido diferentes actos donde ha participado buena parte de los sanjuaninos, sin distinción religiosa. Eventos públicos con obras de teatro, presentación de galería de fotos antiguas y de todas las épocas, la inauguración del monumento del Holocausto, misas y celebraciones religiosas en diferentes sitios de la provincia han sido hasta ahora parte del calendario que tendrá su punto fundamental este miércoles 16 con un vino de honor y el reconocimiento y homenaje a las personas que con su aporte hicieron posible la construcción comunitaria, entre otros los 20 presidentes que tuvo la institución, entre otras personalidades. Además esa tarde noche se espera el anuncio oficial por parte de las autoridades de gobierno de la ubicación definitiva en San Juan del Bosque de la Memoria de las víctimas del terremoto de 1.944, que ya tiene su réplica en el desierto del Neguev en Israel, según detallaron desde la organización.  

Entre otros actos y eventos, además el domingo 27 habrá un concierto especial con música del cancionero judío-israelí y una cena de gala. 

"Es un honor ser parte de estos 100 años que hablan de un gran aporte a la sociedad sanjuanina. Ahora nuestro legado es mantener la continuidad como comunidad, abrazar los valores que el judaísmo propone para la vida cotidiana y también constituirnos como parte de un todo fraterno, en el que hay espacio para la diversidad. Es un gran honor ser protagonista del San Juan que fue y que es hoy”, resumió sus sensaciones por estos días, Leonardo Siere, presidente actual de la Sociedad Israelita.