Porque de nada hubiese servido si anoche no se obtenían los tres puntos, pero San Martín tuvo un segundo tiempo notable, que en nada se pareció al primero y terminó justificando un triunfo que necesitaba para salir del pozo de resultados adversos. Fue la media inglesa, empatar afuera y ganar adentro. Encima dejando una grata imagen de un equipo al que le cuesta el principio, pero cuando se acomoda, despliega su juego.

1-Arranque torcido
La practicidad de Rafaela y la falta de profundidad de San Martín marcaron los 45 minutos iniciales. Poca producción y escaso poder ofensivo. Errático en los pases y sorprendido cada vez que la Crema lo atacaba con Gandín incontenible (además de anotar el gol). Recién sobre el final empezó a hacer circular la pelota, pero romper la línea defensiva visitante fue siempre una deuda pendiente. Con mucho para mejorar y poco para ratificar en el complemento.

2-La otra cara
Desde el inicio del complemento la actitud fue otra, el convencimiento y los cambios fueron determinantes. El ingreso de Núñez le dio juego por las bandas, apoyados por Poggi que se transformó en el conductor y líder para cambiar totalmente la fisonomía y apostar a un juego colectivo y producente. De esa manera logró empatar temprano para tomar la confianza necesaria que antes había perdido por respetar demasiado a Rafaela.

3-Sociedades ganadoras
San Martín se hizo dueño de la cancha, la pelota y todas las situaciones. Primereó a Rafaela quien se vio limitado y nunca más remató al arco. La apuesta de Galarza como volante central junto a Cantero copó ese sector. Núñez y Poggi se complementaron a la perfección para herir cuando se juntaron y desequilibrar por la bandas. Caprari tuvo chispasos y se entendió mejor con Graf que Ayala. Incluso hasta el ingreso de Raúl Saavedra fue determinante porque se tuvo la fe para pegarle de lejos y darle el triunfo a San Martín luego de 38 días.