Desde el jueves pasado, el sector de Neonatología del Hospital Rawson se encuentra revolucionado porque nació un superbebé que pesó 5,565 kilos. Pero todavía no le dan de alta porque durante el parto hubo complicaciones, según contó su mamá. El bebé, al que le pusieron Morgan, en honor al actor norteamericano Morgan Freeman, está con respirador. Aunque no está grave, los médicos están controlando su evolución. Mientras que a Gema Segura, la flamante mamá, le dieron el alta ayer, pero todavía se está recuperando. Es que sufrió mucho durante el parto normal, a pesar del tamaño del bebé.

Gema tiene 27 años y Morgan es su segundo hijo. Ella, junto a su esposo, Gastón Arrieta, desde hoy tendrán que viajar de Angaco, donde viven, hasta el Rawson para poder ver al bebé que está internado en Neonatología y todavía no saben cuándo le darán de alta. “Le dicen manos de boxeo por lo grandote. Usa talle 3 en vez de 1 y tuvimos que comprar pañales. En la incubadora ingresa con lo justo”, contó Gema, quien agregó que “sigue con problemas respiratorios porque sufrió mucho durante el parto. Me dijeron que una vez que le den el alta deberán seguir con controles neurológicos y cardíacos porque no le llegó suficiente oxígeno al cerebro y me dijeron que el corazón se le agrandó por el esfuerzo que hizo al nacer”. La mamá contó además que tendrán que realizarle sesiones de kinesiología porque le estiraron el ligamento del brazo izquierdo cuando lo estaban sacando y ahora no lo puede mover”. Según Gema, el bebé saldrá del hospital cuando respire por sí mismo y cuando pueda alimentarse y no vomite.

La odisea de esta familia comenzó el pasado 12 de marzo cuando Gema ya había cumplido 36 semanas de gestación. El parto tomó a los Arrieta por sorpresa. A las 5,40, la mujer salió rumbo al hospital para pedir que le programaran una cesárea, pero cuando llegó, ya estaba en trabajo de parto. “Me realizaron el tacto y me dijeron que estaba en trabajo de parto pero no entendía nada porque no tenía dolores”, relató Gema y agregó que “ya había hecho todo el esfuerzo. Era como si hubiese estado en un sueño. El médico y la enfermera se me subieron al vientre para empujar al bebé para que saliera”. La mujer contó que no recuerda muchas cosas que pasaron por el estado de somnolencia en el que entró. Tan es así que permaneció internada en el hospital cuatro días. Ayer volvió a su casa de Angaco, donde está recuperándose porque dijo que, por el tamaño del bebé que nació por parto natural, sufrió varios desgarros. Contó que tuvieron que donar toda la ropa de recién nacido que le compraron porque no le entra.