Claudio Javier Gil (41) anticipó ayer en Tribunales que su posición como imputado en dos homicidios a cuchillazos, el de un chef y el de un anciano, y su posible vinculación a otro crimen, el de un enfermero, será la que más le conviene: negar cargos. El sujeto llegó ayer para designar abogado (todo indica que lo asistirá un defensor oficial) y no alcanzó a declarar ante el juez de Instrucción Maximiliano Blejman, pero públicamente negó su relación con esos hechos: ‘no tengo nada que ver’, dijo.
Blejman había ordenado el traslado de Gil para indagarlo por el homicidio del chef Carlos Echegaray (47) ocurrido entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de enero pasado en su casa de Estados Unidos al 326 Sur, en Capital. Pero antes de su arribo al juzgado, el magistrado ordenó que le sacaran sangre para cotejar su ADN con los registros genéticos del posible homicida levantados en el domicilio de la víctima.
El resultado de esa prueba será clave para el otro imputado que tiene el caso: Fernando Daniel Illanes (32) quien niega su relación con el crimen, a pesar de que en su poder hallaron dos preservativos que encajaban con el envase hallado en la casa del chef.
Por ahora, a Gil está señalado como quien le vendió a su consuegro el teléfono del chef, secuestrado por policías de Homicidios el día que lo apresaron, junto con el teléfono celular de otra supuesta víctima de Gil, el anciano Jorge Luis Espínola, asesinado en el barrio Camus, Rivadavia, entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de marzo pasados.
Gil registra una condena de 9 meses por golpear a su fallecida madre y otra de 12 años de cárcel por matar a un homosexual en La Rioja.
