Eran las 2 de ayer cuando Alejandro Martínez (40, arquitecto) se levantó a tomar un vaso de agua en la cocina y tropezó con unos manteles en el comedor. “Pensé que era un desorden que habían dejado mis hijos y no le di importancia porque iba medio dormido”, dijo el profesional. Pero cuando Martínez se despertó unas horas después, se llevó una amarga sorpresa que le puso los pelos de punta: ese desorden en realidad había sido provocado por al menos un ladrón que ingresó por el fondo y vulneró una puerta de ese sector para sustraer $16.000 y aparatos de su casa de calle Fray Mamerto Esquiú, casi Alem, en Trinidad, Capital. El ataque contra la familia se suma a otros dos que hubo ayer en la madrugada en esa zona y en un radio de tres cuadras (ver página 13).
Martínez vive con su mujer, sus tres hijos de 9, 7 y 3 años, su suegra y la hermana de esta mujer. A las 6, la pareja se levantó a prepararle la leche a uno de los niños y allí descubrieron que les habían robado. Lo que más le preocupaba al profesional es que el delincuente revisó varios sectores de la casa, incluida la pieza donde dormían sus hijos mayores. Allí revolvió unos cajones de un mueble y después hizo lo mismo en una cómoda del comedor donde guardan manteles.
En ese mueble, Martínez -explicó- había ocultado entre las telas $16.000 que tenía para terminar una vivienda en una finca de Angaco. Además del dinero, el ladrón sustrajo una notebook y un radioreloj y dejó tirado en el fondo un radiograbador. “Esta zona es un desastre con los robos. La plata va a y viene, pero lo que me pone nervioso es que estuvieron a centímetros de mis hijos”, dijo Alejandro Martínez.
