Cuando el reloj marcaba las 20 y el dial estaba fijado en la AM de Colón, se encendía la tarde-noche sanjuanina. Sonaba de fondo la inconfundible Cumparsita y a continuación la voz de Guido Iribarren: ‘Cuando la tarde busca refugio en la noche, estamos en este encuentro en la radio, con Colón Esquina Tango’. ‘¿Cómo le ha ido hoy, cuántas zancadillas le han hecho…?’, preguntaba para empalmar sus lecturas diarias, invitando la reflexión con lecturas varias. Las llamadas saturaban las líneas, las mejores orquestas de la época y los artistas de la música arrabalera tenían como cita obligada este espacio radial que cumple 40 años, y que si bien no está al aire actualmente, continúa bien anclado a recuerdos y nostalgias en el corazón de miles de sanjuaninos.
El programa conducido por Guido fue el polo de difusión del tango por excelencia en la provincia y elegido por la comunidad artística, tanto local como nacional; y marcó una época en la radiofonía sanjuanina. El origen fue el tradicional punto de encuentro que tenía la antigua emisora Colón por calle Mendoza, en el subsuelo. Las primeras transmisiones iniciaron en la primavera del 65 como ‘Ecos de Arrabal’; pero a los pocos años, creció en nivel de audiencia y pasó a llamarse ‘Colón esquina Tango’. ‘Fueron mis primeros momentos en el micrófono, porque hacía una residencia en Radio Colón. A los 28 años me dedicaba a la redacción de noticias en el departamento de prensa para el informativo, junto al locutor Poblete Barrios’, recuerda Guido.
El fuerte del envío eran los comentarios, los editoriales, el recitado y los análisis de las letras de las canciones tangueras, pero también la difusión de los principales espacios tangueros en la ciudad, como el Salón Buenos Aires, el Sporting Estrella y la Pista Mitre. En ese dial sonaban desde las orquestas de Héctor Varela, Juan D’Arienzo, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y Miguel Caló; hasta las prestigiosas sanjuaninas de Salvador Catanzaro y Los Ases, con Juan Carlos del Mar, Orlando Trípodi, Hermes Vieyra y su orquesta con Roberto Montes y Carlitos Varela; la orquesta de Carlos Espejo ‘Los Sanjuaninos’; Gran Orquesta de los Ritmos de los Hermanos Castro y Juan Carlos Moyano; Oscar Torres Alsina y la orquesta Rostanza; el maestro José Rainelli, la orquesta de Romeo Platero, el maestro Adolfo Zanino, Juan Ortiz, Carlos Washington Molina, Alfredo Carbajal y una lista interminable de figuras que desfilaban por el estudio de la radio, ya sea con un fonograma o en un concierto en vivo.
La fuerza del tango en aquellos años tuvo un gran impulso marcado por Radio El Mundo y Radio Belgrano, a las que LV1 conectaba sus transmisiones, bajando legendarias emisiones como la del Glostora Tango Club. Fue en esa era dorada que surgió este programa local que invitaba al debate, a la reflexión, al entretenimiento, la poesía y a escuchar tangos hasta que las velas dejen de arder.
‘Era el centro de la discusión de la música popular. Por su alcance y al ser el único programa de este tipo, se convirtió en el más escuchado, llegaba a Salta, a Chile. No había televisión todavía y los sanjuaninos se juntaban a la 20 para escuchar la radio. Familias, trabajadores del comercio, mecánicos, carpinteros, todos estaban prendidos en la radio’, relata Iribarren, que redactaba los guiones, producía, musicalizaba y conducía su propio programa. ‘No toque la perilla, no toque la perilla, que está escuchando la Esquina Tango’, era la muletilla habitual del ciclo que fue parte de la programación estable de la emisora por casi cuatro décadas.
‘Explicar el nacimiento de cada canción, el espíritu de cada letra, todo esto le hablaba a los oyentes. Nos criamos con la tabla de lavar, el pan amasado, los juegos al trompo… Teníamos pocas cosas, pero éramos felices, cargados de mucho cariño en la casa, en la inocencia, donde la madre estaba todo el día con nosotros. Esa era nuestra vida. Y eso era lo que reflejaba el programa’, explica.
Pero el fenómeno radial no sólo se quedaba allí, sino que salía del sótano para circular por las plazas y las calles de los departamentos: Albardón, Caucete, Angaco, San Martín, Pocito. El programa ganó mucha popularidad porque el contacto directo con su público fue contundente e inquebrantable. ‘Y la juventud nos escuchaba a raudales’, rememora con nostalgia.
Los tiempos cambiaron, los formatos y géneros radiales también, las nuevas tecnologías, el avance de la televisión, el cambio de las costumbres, la llegada de Internet y las redes sociales… Lo doloroso para el locutor sanjuanino fue afrontar la última emisión. ‘Lamentablemente fuimos perdiendo a los grandes maestros, el espacio para el tango se fue achicando, aunque aún quedaban algunos espectáculos del Polaco Goyeneche en el Casino, pero todo fue desapareciendo al final. El último empuje lo dio la Orquesta Municipal de Tango de la mano de don Salvador Costanza, que reunía a excelentes músicos. Me costó muchas lágrimas cuando el programa dejó de emitirse. Lo sufrí mucho’, se emociona Guido, que hoy despunta el vicio en Memorias de la Ciudad (AM 1020).
‘Hoy, cuando me invitan a presentar a la Orquesta Típica San Juan, por ejemplo, me siento como si fuera una cuerda más de la orquesta… Mi mente anda, coordina todavía, no soy el sabedor de nada, ni sentencioso en las cosas de la vida, al contrario: soy un agradecido eterno y un laburante del micrófono’, define.
