Qué noche la de este día. Histórica, inolvidable. Bisagra. Por fin el faraónico Teatro del Bicentenario levantará su telón y su escenario principal saltará a la vida con Carmina Burana. Y antes de eso, los sanjuaninos podrán disfrutar de un show sin precedentes en la provincia, para también inaugurar la Plaza del Bicentenario. Será una fiesta, a partir de las 21, a la que están todos invitados. Sólo hay que llevar un banquito, algo para comer, y ubicarse donde cada uno quiera. Según estimaciones del Ministerio de Turismo y Cultura, que lleva la batuta de la celebración, esperan a unas 8.000 personas en la flamante plaza para disfrutar de ese par de horas que marcará un antes y un después en la historia cultural de San Juan.

En la plaza, la música arrancará como el hilo conductor de la noche. Será una fusión de íconos del folclore local con arreglos electrónicos, para acompañar una proyección de imágenes sobre el arco gigante de acceso al teatro. No habrá pantallas: el propio arco hará de pantalla.

Tras esa bienvenida audiovisual al público, de repente se apagarán las luces y la música. Sólo se escuchará los chorros de agua de la fuente. En ese momento ni siquiera será visible el cuerpo inerte de la Gigante, una marioneta que La Fura Dels Baus suele llevar a sus presentaciones, mide unos 10 metros de alto y estará recostada en el suelo, como dormida en medio de la plaza, mezclada con la gente.

En medio de ese suspenso empezarán a ‘latir’ los bombos. Desde atrás del público entrarán el conjunto Metabombo y los percusionistas sanjuaninos que le pondrán el primer vértigo a la noche, para representar el pulso, el corazón de la cultura. Harán varias canciones, con iluminación especial sobre ellos, y trazarán un camino virtual hacia el teatro como faro de la cultura. Será, desde el arte, una expresión nítida del encuentro. De la reunión.

Es entonces cuando aparecerá la segunda gran sorpresa para la gente. La Gigante ‘cobrará vida’ y se levantará, para caminar entre las miles de personas que haya en la Plaza del Bicentenario. Será una escena de altísimo impacto ver semejante mole desplazándose entre la gente, al ritmo de la percusión con acompañamiento melódico, haciendo gestos con sus manos para invitar al ingreso al teatro. Esta parte del espectáculo está sumamente probada, ya que La Fura hace andar a su muñeca enorme muy oronda por sus shows. Llegó a San Juan en containers y será movida por cables de acero desde grúas ubicadas estratégicamente en torno a la plaza. Incluso se habla de otra presencia gigante para los presentes, pero ese dato quedó guardado con mucho celo para esta noche. Y conforme la Gigante se vaya acercando al teatro, se comenzará a generar un nuevo clima de preparación con la música y las luces.

A un gesto de la muñecota, se encenderá la magia en el arco. Es que cesarán las proyecciones tradicionales para darle lugar a un mapping moldeado a medida en ese muro. Con esa técnica de alta tecnología (que ya fue probada con éxito en varios cierres de la Fiesta Nacional del Sol) la gente podrá ver un relato visual de la génesis de la cultura y el repaso por elementos culturales sanjuaninos, como el vino, los artistas, los atractivos turísticos.

En el mismo momento en que termine el mapping, y sin darle tregua a la capacidad de sorpresa de la gente, aparecerán los artistas del teatro aéreo de la provincia para reforzar la invitación a entrar al teatro. Eso irá de la mano de unos 150 murgueros que le pondrán el ritmo preciso al clímax, y tras ellos, la explosión: los fuegos artificiales convertirán la noche en día, mostrarán el amanecer de una nueva etapa en la historia de la cultura de San Juan.

Será una experiencia intensa de arte callejero que conjugará trabajo local, nacional y posiblemente internacional (no se descarta que participen en el show integrantes de La Fura). El teatro quedará efectivamente abierto para las casi 1.200 personas invitadas, que ingresarán para el lujo audiovisual de Carmina Burana. Y afuera, en la plaza, el muro del arco volverá a ser una pantalla, esta vez para que los sanjuaninos que hayan ido a la fiesta puedan ver, en vivo y en alta calidad, todas las instancias de los 70 minutos que durará la ópera en la sala principal del Bicentenario.

Es decir que lo que sucederá esta noche es, fundamentalmente, la puesta en marcha de un espacio amplio e integrador, en el que la cultura deje de ser una exclusividad de elite para ser de todos. Y se hará con una fuerte apuesta a la exploración de los sentidos, a que la gente pueda experimentar la magia del teatro desde la calle, integrada con el circo, la murga, el canto, el baile, el teatro aéreo, junto con técnicas modernas de mapping y música fusionada. Será, al decir de los organizadores, el lugar donde suceda la cultura viva.