Un hombre tenía un oficio muy particular en su casa en Chimbas, el de armero clandestino. En su vivienda hallaron un precario taller de armería en el que guardaba 700 balas, alrededor de 5.000 vainas para armar proyectiles, pólvora, moldes para fabricar cachas de escopetas y hasta una “tumbera”. La Policía sospecha que vendía y proveía balas y armas al ambiente delictivo, pero por ahora lo detuvieron por el supuesto delito de acopio de municiones de guerra y material explosivo.
El sospechoso es Rodolfo Seva (47). Fue detenido el jueves último en su casa de calle Salta cerca de Neuquén, en Villa Salvador. Los policías de la Seccional 17ma, al mando del subcomisario Rubén Jofré, llegaron ahí a raíz de un dato que decía que ese hombre vendía municiones para armas de fuego. Al allanar el domicilio se encontraron que tenía un precario taller de armería con todo tipo de herramientas para la carga de municiones y una impresionante cantidad de proyectiles e insumos, informaron fuentes policiales
Lo que sorprendió a los investigadores es que poseía 700 proyectiles de los calibres más variados: desde calibre 22 hasta 11.25 y balas de fusiles automáticos livianos, los conocidos FAL. También tenía 5.000 vainas o casquillos listos para cargar, medio kilo de pólvora y numerosos fulminantes (la parte posterior de la bala que inicia la detonación). Otra cosa que llamó la atención fue el hallazgo de una escopeta de fabricación casera, la llamada “tumbera”; dos moldes para fabricar cachas de escopetas y dos handys como los que utiliza la Policía, dijeron los policías. Se investiga si este hombre vendía municiones a delincuentes. Según las fuentes, no tiene antecedentes de que haya trabajado como armero y lo único que saben es que un hermano suyo fue policía.
