La canciller Angela Merkel aspira a su reelección para un tercer mandato de 4 años al frente del Gobierno alemán, ocho años después de llegar al poder como una líder atípica y convertida ahora en arquetipo de la sangre fría y el dominio absoluto, tanto a escala alemana como internacional.

Merkel, que hoy compite en las elecciones generales alemanas, es conocida como ‘Angela la Grande’. La gobernante de la primera potencia económica europea es recordada por muchos con el rostro helado la noche del 18 de septiembre de 2005, en la que su Unión Cristianodemócrata (CDU) se impuso por la mínima al Partido Socialdemócrata (SPD) del entonces canciller Gerhard Schröder.

En esa Merkel estaba ya el sello de la ‘canciller de hierro‘ o ‘canciller teflón‘, como se la apoda porque todo le resbala. En tiempo récord pasó de neófita a ejercer su dominio en las cumbres de la Unión Europea y del G8. Merkel es una científica que llegó a la política de modo accidental. El inicio de su ‘reinado‘ (una reciente portada de Der Spiegel la transmutaba en ‘Angela la Grande‘) fue atípico, como muchos aspectos biográficos de una científica que llegó a la política de modo accidental, aunque, una vez ahí, nada la ha apartado de su rumbo.

Merkel hizo historia por partida doble: se convirtió en la primera mujer y el primer político crecido en la Alemania comunista que juraba el cargo de canciller de la potencia europea. De pronto Alemania quedó representada por alguien a quien Helmut Kohl descubrió en la cantera de jóvenes talentos surgidos del otro lado del Muro de Berlín y a la que denominó su ‘muchacha del este‘.

Entre su descubrimiento por el entonces canciller y su llegada al poder hay una fecha fundamental: el 22 de diciembre de 1999, cuando llamó a la CDU a ‘emanciparse‘ de la sombra de Kohl, su mentor. Merkel era entonces secretaria general de la CDU, hundida en un escándalo de financiación irregular en la llamada ‘era Kohl‘.

Merkel se convirtió poco después en presidenta de la CDU, aprovechando que ninguno de los barones parecía interesado en asumir sus riendas en horas bajas. Fue el momento clave para la ‘muchacha del este‘, que vino al mundo en Hamburgo en 1954 como Angela Dorothea Kassner, hija de un pastor protestante que se fue a servir a una parroquia de pueblo de la República Democrática Alemana (RDA).

Escolar aplicada en la Alemania comunista, la suya no fue una infancia corriente en la RDA, donde no eran bien vistos los religiosos, y la construcción del Muro, el 13 de agosto de 1961, puso fin además a los visitas familiares al oeste. Los biógrafos retratan a Merkel como una escolar aplicada y poco dotada para la gimnasia.

Estudió Física. No tiene hijos. A los 23 años se casó con Ulrich Merkel, un compañero de estudios del que se divorció. Su segunda apuesta sentimental fue su ‘consejero‘ en su doctorado en Física, Joachim Sauer, su actual esposo.

No estuvo entre los cientos de miles de germano-orientales que el 9 de noviembre de 1989 celebraron con lágrimas la caída del Muro de Berlín. Fue secretaria de propaganda de las juventudes comunistas de la RDA, pero en la revolución pacífica, poco antes de la caída del Muro, se integró en la disidencia. En febrero de 1990 ingresó en la CDU: Kohl hizo de ella su ministra de la Mujer y la Juventud, en 1991, y le dio una de las vicepresidencias de la CDU. También Kohl la convirtió en secretaria general de la CDU. Llegó en 2005 a la Cancillería al frente de una gran coalición con los socialdemócratas, en su primera legislatura, a la que siguió la reelección, en 2009, ya con sus socios naturales, los liberales.