Amante del powerpoint y de los números en sus exposiciones ministeriales, Dilma Rousseff no desilusionó a un sector clave a la hora de los votos: los grandes empresarios y banqueros brasileños, que prefieren la continuidad de la política económica del gobierno de Lula. “Defendemos el equilibrio marcroeconómico y la reducción de la vulnerabilidad externa. Eliminamos las amenazas de inflación y redujimos la deuda. Aumentamos las reservas en dólares. Multiplicamos por tres el comercio exterior y fue con una política externa soberana, que buscó diversificar mercados. No habrá retrocesos ni aventuras. No vamos a cambiar, como se hizo en el pasado, las reglas de juego en medio del partido”, asegura Dilma garantizando la política de Lula. Para los especialistas, parte del crecimiento de Dilma se ha nutrido de votantes que habían optado por su oponente, el gobernador paulista José Serra. Aunque es más aceptada entre los hombres, todavía debe llegar a una parte sustancial de quienes definen las contiendas electorales: las mujeres. Por eso promete a las de su género igualdad de derechos, salarios y oportunidades. Quiero con ustedes, mujeres de mi país, abrir nuevos espacios en la vida nacional”.
