La Esquina del Sauce es sin dudas una de las esquina más conocida de nuestra provincia. Este tradicional lugar era conocido ya por los arrieros y carreros que transitaban a diario por este lugar en el siglo XIX. Se la conoce con el nombre de un árbol no autóctono de nuestro país, el Sauce Llorón. (Salix babylonica). Este árbol es originario del continente asiático por eso también se lo denomina Sauce de Babilonia.
Pero ¿cómo llegó este árbol a nuestra provincia? El sanjuanino Pedro I Caraffa, afirmaba en su libro que fue introducido por el Dr. Francisco Narciso de Laprida. "A él se debe allí la primera plantación del árbol denominado sauce llorón, cuyos brotes introdujo conservados en frascos+ (Hombres Notables de Cuyo. La Plata, 1908; 87). Al respecto Cesar H. Guerrero aportaba también en su obra "La estaca que introdujera Laprida de esta planta, la trajo de Chile, en su viaje como enviado por San Juan para convenir un tratado comercial+ (Francisco Narciso de Laprida Presidente de la Independencia, Academia Provincial de la Historia, San Juan, 1973; 299). Probablemente este noble árbol haya sido introducido a nuestro terruño entre los años 1810 y 1820.
Sabemos que esta especie se desarrolla en ambientes húmedos, su madera fue utilizada en techumbres y en puertas de nuestros edificios de antaño. Sus raíces actúan como una barrera protectora de las riberas de los ríos, ciénagas, canales y acequias, por eso su importancia, evitar los desbarrancamientos o el desmoronamiento de la tierra una vez que el agua comienza a circular por sus cauces. Además de brindarnos su fresca y tupida sombra formada por sus largas ramas caídas, que embellecen el paisaje circundante.
Pero volviendo a su nombre, poco a poco fue transmitido por vía oral, de generación en generación, permaneciendo en el tiempo hasta que en el año 2006 su nombre fue plasmado en una placa que su ubica actualmente al final del bulevar de la Avenida Hipólito Yrigoyen. La placa además se encuentra al pie de un retoño del viejo sauce que fue derribado por un fuerte viento en el año 1982.Hoy nuevamente su nombre ha sido perpetuado en un gran cartel donde resalta su nombre con grandes letras. Y no puede haber una descripción completa de un espacio sin la explicación del origen y el porqué de los nombres, por ello acudimos a la Toponimia como estudio interdisciplinario de los nombres que nos posibilita comprender la realidad geográfica y sus paisajes. La Toponimia es también un conjunto de topónimos, de acuerdo al sujeto u objeto nominado, en este caso es un Fitotopónimo porque se refiera a la flora. Su nombre nos ayuda a retrotraernos a un espacio pantanoso, revenido, cubierto de vegetación, debido a su gran humedad. Podemos advertir también que fue un ambiente muy favorable para el crecimiento y desarrollo de estos bellos árboles. Fue un lugar de paso y de descanso para los viajeros y para los animales que se dirigían al este de nuestro país.
Actualmente el paisaje cambio, el avance urbano no se hizo esperar, y el bosque de sauce que poblaba alguna vez este lugar poco a poco fue desapareciendo. Hoy vemos que sobreviven muy poquitos sauces a las orillas de los canales impermeabilizados. Es importante cuidarlos, y plantar más sauces como parte integrante de un ambiente pasado y presente. Y que la esquina no pierda así su identidad.
Sin dudas este lugar fue un punto de referencia para los carreros, por el agua, por la sombra y por el pasto para los animales. Actualmente esta percepción no ha cambiado, ya que en este caso el punto de referencia, es un nuevo cartel que no sólo señala y embellece a esta tradicional esquina sino también ahora puede ser considerado un hito dentro de Santa Lucía. Lynch (1960), definía a los hitos como puntos de referencia y proporcionan muchas veces las claves de la identidad dentro de un espacio donde el observador no entra en ellos, sino que le son exteriores. Finalmente observamos que fue un rescate interdisciplinario, donde no solo se puso en valor la historia de esta esquina sino también el geográfico, el paisajístico, el cartográfico, el lingüístico, y el toponímico, todos estos aportes nos enriquecen el estudio y nos interconecta el presente con el pasado. Es importante continuar con esta idea de seguir rescatando nuestra identidad departamental, nuestro patrimonio tangible e intangible para el bien de las presentes y futuras generaciones.
