El seleccionado argentino alcanzó buen ritmo de juego. Tuvo momentos de lucidez para anteponerse a una cerrada defensa rival. Pero no estuvo fino en la definición y mostró un aparato defensivo con fisuras. Ese combo de apreciaciones es lo que mostró el equipo de José Martinazzo en su primera presentación amistosa en su preparación para el Mundial. Es indudable que le falta rodaje. Terminó empatando 3-3 con la UVT (ante unas 300 personas) y dejó en claro que está en una etapa en la que tiene que ajustar detalles. Además, físicamente debe darle vuelo a su velocidad y reacción, lo que todavía no alcanzó en su mayor intensidad.
El técnico probó diversas variantes pero la lógica consecuencia de estar abajo en el tablero lo llevó, por momentos, a apresurarse para poder empardar. Algo previsible toda vez que, si bien el resultado debería ser una anécdota, para los jugadores dentro del campo de juego no lo es.
Al principio le costó poder romper la defensa cerrada de UVT. Trató de hacerlo con sus movimientos externos a través de Emanuel García pero careció de potencia en la definición (Pablo Alvarez no estuvo fino en ese aspecto). Inclusive no contó con el tiro externo apropiado (Abalos debería haber probado más de afuera). Luego de la apertura del marcador a través de Nalo García, pagó caro precio a la falta de entendimiento en los relevos en defensa. Y la UVT no se lo perdonó porque, en dos contragolpes, dio vuelta el marcador.
Ya en el complemento, con Nicolía y David Páez adentro, ganó en velocidad y más aún en definición, especialmente cuando entró Lucas Ordóñez (hizo dos goles), lo que le valió pasar al frente otra vez (ya estaba en cancha el Mono Velázquez). Fue su mejor momento, pero UVT volvió a aprovechar un error defensivo y logró el empate definitivo.
Martinazzo deberá programar otros amistosos, porque en el juego irá notando los errores. Inclusive deberá jugar a fondo con dos árbitros y con toda la reglamentación vigente. Así llegará en mejor forma. Por ahora, está cumpliendo su programación. Falta el rodaje.